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La tendencia actual de la población mundial es producir grandes volúmenes de desperdicios orgánicos e inorgánicos, como resultado de la actividad cotidiana y el desapego para preservar el medio ambiente en condiciones de sostenibilidad, sin importar las perjudiciales consecuencias a mediano y largo plazo, tanto para la humanidad como para todas las especies de seres vivos que constituyen la biota presente en nuestro planeta.
En la naturaleza, los seres vivos tienden a formar grupos numerosos de individuos de la misma especie para asegurarse protección, alimento y parejas estables, que les permitan sobrevivir, reproducirse y perpetuar la especie, y muchos individuos han evolucionado para sobrevivir a partir de los desechos humanos (basura), sobre todo de la materia orgánica, animal y vegetal, que les permite obtener la energía necesaria para el funcionamiento metabólico, a la vez que contribuyen al saneamiento ambiental.
Este es el caso de muchos microorganismos como las bacterias, platelmintos, nemátodos, hongos, moluscos, artrópodos y tetrápodos, que han hecho de la materia orgánica descompuesta o aún comestible, su fuente principal de alimentación, haciendo un importante aporte al mantenimiento de la sanidad ambiental.
Entre los organismos tetrápodos, destacan muchas aves y pequeños o grandes mamíferos, que además de carnívoros se han convertido en oportunistas, evolucionando de modo que sus sistemas digestivos toleran la carroña, y la aprovechan para sus funciones metabólicas, participando de manera significativa en el reciclaje y regulación de los ciclos del carbono y el nitrógeno en la naturaleza.
Un caso muy llamativo lo constituyen las aves rapaces de la familia Falconidae y Cathartidae, que se aprovechan de su gran capacidad de vuelo, su excelente vista y mejor olfato, para detectar emisiones de compuestos derivados del carbono, como las aminas, que se perciben como nauseabundos y se desprenden de los cadáveres de animales que han iniciado el proceso de descomposición orgánica (cadaverina y putrescina).
Cari cari o carrancho, un ave Falconidae, carroñera.
Zamuros negros (Coragys atratus), devorando carroña.
Zamuro cabeza roja (Cathartes aura) y cabeza amarilla (Cathartes burrovianus).
Rey zamuro (Sarcoramphus papa).
FUENTE
Es posible que sea una escena común para Uds., amables lectores, viajar por un tramo carretero venezolano y encontrar algún animal muerto, rodeado por distintas especies de numerosas aves carroñeras, que en poco tiempo despachan el cadáver y si acaso, dejan los huesos, totalmente limpios de carne y, por ende, sin ningún mal olor.
Al poco tiempo, los huesos son degradados por microorganismos, o por los factores ambientales y todo su calcio se incorpora al sustrato donde yacían.
Una mención especial, merecen las especies de la Familia Cathartidae, sobre todo los zamuros (Género Cathartes) y el rey zamuro (Género Sarcoramphus) y el cóndor andino (Género Vultur), por su efectivo control de la carroña en los espacios naturales y, más reciente, por la presencia continuada de zamuros en los espacios urbanos, donde se han convertido en verdaderos servidores del sistema de saneamiento ambiental, alimentándose de cuanto animal muerto aparece en las calles y mercados populares de las ciudades venezolanas.
Los zamuros de las especies Coragys atratus (Zamuro Negro), Cathartes aura (Zamuro de Cabeza Roja), Cathartes burrovianus (Zamuro de Cabeza Amarilla), Cathartes melambrotus (Zamuro Grande de Cabeza Amarilla) y Sarcoramphus papa (rey zamuro), se han constituido en los protagonistas de la eliminación de la carroña en los espacios naturales y urbanos, notándose un comportamiento de jerarquía social entre todos estos numerosos grupos de aves carroñeras.
Lo primero es ubicar un cadáver en descomposición.
Los mejores en esto, por su olfato, vista y vuelo, son las especies del Género Cathartes y Coragys.
Su pico no es tan fuerte como para perforar el cuero de los animales muertos, así que aprovechan los cadáveres ya explotados o esperan al Rey zamuro.
El Rey zamuro se aprovecha de su fuerte pico para comer las partes sólidas y más apetitosa del cadáver.
Luego comen los que tienen el cuello desnudo, penetrando las entrañas.
El cuello desnudo los ayuda a evitar que se contaminen las plumas del resto del cuerpo.
Los fuertes jugos gástricos, presentes en el estómago de estas aves disuelven hasta los virus y bacterias, aprovechando al máximo toda la materia orgánica consumida.
Así, nadie enferma, y los espacios naturales quedan libres de materia orgánica putrefacta.
Es conveniente recordar que el cóndor andino (Vultur gryphus, Cathartidae), es un ave carroñera que habita las regiones andinas de América, y se caracteriza por ser una especie solitaria, que divisa los cadáveres desde las alturas de su vuelo, aterriza y las come en soledad, pero, aun así, su misión es fundamental para el saneamiento de esos espacios naturales.
Condor andino (Vultur gryphus)
FUENTE
Solo resta que los seres humanos colaboremos arrojando menos basura y reciclando apropiadamente la que se deposita cada día en vertederos, rellenos sanitarios y espacios públicos.
Bibliografía sugerida:
Los buitres americanos.
FUENTE
¿Por qué los buitres no se enferman al comer carne podrida?
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Siete razones para respetar a los zamuros
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Libro rojo de la fauna venezolana.
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