La bendición de las lluvias: El ciclo hidrológico.

Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad HIVE.

Una de las necesidades humanas que más han generado conflictos, en todo el mundo, es la del acceso al agua potable, para el aseo personal, preparación de alimentos y para hidratar el organismo.

Muchos analistas internacionales, presumen que la próxima guerra mundial va a motivarse en la tenencia y manejo de los recursos hídricos, debido a la gran cantidad de países que carecen de ese valioso elemento, y a la cantidad muy grande, de consumo de agua, sobre todo en los países desarrollados.

El agua en la tierra es producto del ciclo hidrológico, durante el cual, cambia el estado de agregación de su molécula, pasando por el estado líquido, sólido y gaseoso, dependiendo de la cantidad de energía calórica, a la que son sometidas las masas de agua.

Venezuela es un país bendecido por la providencia, en relación a la posesión de agua, en todas sus formas, y de un nivel de potabilidad envidiable, por muchas naciones del mundo.

No solo es el agua del océano Atlántico, que nosotros llamamos mar Caribe, que influye notoriamente en el clima, precipitaciones y sequía, de las áreas de todo el país, y donde pululan especies marinas diversas.

Venezuela cuenta con el Lago de Maracaibo, además de varios lagos naturales y artificiales, de importancia ecológica y económica trascendentales, para la vida del venezolano.

Así mismo, Venezuela cuenta con más de 170 ríos, que aumentan su caudal con la llegada de las lluvias, desbordándose, hasta llenar tierras planas, formando esteros, lagunas y lagos, que finalmente, entregan sus aguas dulces al mar.

Las moléculas de agua, a medida que se calientan, comienzan a chocar entre sí, dando inicio a la evaporación, permitiendo que el vapor de agua ascienda a la atmosfera, condensándose, para formar las nubes, que, al cargarse eléctricamente, sueltan el agua líquida, a través de las precipitaciones, que mojan la tierra, y permiten que se desarrolle la vida en su seno.

Esto es lo conocemos como el ciclo hidrológico, que se repite incansablemente, y se ha convertido en el motor que mueve la vida en el planeta Tierra.

Durante la segunda quincena del mes de mayo, en Venezuela se inicia la estación lluviosa, y este año se ha adelantado unos pocos días, trayéndonos la belleza de nuestros jardines floridos, y el adelanto de algunas cosechas.

Esas precipitaciones, también nos brindan la seguridad de que, los embalses que surten de agua potable al país, se llenen de vida y felicidad para los venezolanos.

La potencia de las masas de agua es de tal magnitud que, debemos cuidarnos de no ser arrastrados por ellas, y lo mejor es no ponernos en su camino, a fin de garantizar la seguridad de todos.

Lo mejor del ciclo hidrológico, es que cuando ya nos hemos servido del agua, líquida o sólida, este la lleva a la atmósfera, purificándola en su ascenso, para reservarnos lo mejor del agua, en el futuro.

Venezuela, tierra rica en recursos hídricos, y con ellos, un inmenso potencial en recursos pesqueros, agrícolas, turísticos y de salud, nos pide a gritos, que preservemos las fuentes naturales de agua, ya que esas nacientes, son la garantía de un país sano y productivo, para nosotros y para las generaciones por venir.