Ratas: Los más oportunistas de la naturaleza.

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La diversidad animal es muy grande y llamativa, destacando las especies superiores, tanto por su tamaño, como por la complejidad de su cerebro.

Ese complejo cerebro es producto de un proceso de encefalización, que ha concentrado casi todo el tejido nervioso, hacia la zona anterior del cuerpo de los animales, sobre todo de las especies del filo Cordados.

El otro componente nervioso, diferente al cerebro, se ha organizado como un cordón neural dorsal, protegido por una estructura tubular, formada por huesos especiales, conocidos como vértebras, además, de una serie de pares de finos cordones, neurales, llamados nervios.

Muchos científicos opinan que esta especialización nerviosa, es la base de los comportamientos tan complejos que presentan los animales más evolucionados, incluido el hombre.

Entre esos comportamientos de los animales, destaca la forma de obtener alimentos, que incluye estrategias complejas, como la de los herbívoros, que han adaptado sus sistemas digestivos, a consumir y digerir, alimentos vegetales, que contienen moléculas complejas, como la celulosa, o sustancias tóxicas, como los alcaloides, que pudieran inducir una desnutrición, o envenenamientos alimentarios.

Otros animales, se han especializado como depredadores, consumiendo los cuerpos de individuos, que cazan de manera violenta.

Algunos individuos del filo cordado, se han dedicado a aprovechar cualquier oportunidad, de una comida, sin importar de donde proviene, si está descompuesta, o si tienen proteínas, carbohidratos, o grasas.

Los más oportunistas son las ratas y ratones, destacando tres especies, que han logrado distribuirse por todo el mundo: la rata noruega (Rattus norvegicus); la rata de los techos (Rattus rattus); y el ratón común (Mus musculus).

Igual comen una fruta, un ser vivo, una carroña, o basura.

Los animales silvestres como los roedores, son capaces de afrontar cualquier circunstancia dentro de su ecosistema, adaptándose, y superándola, logrando sobrevivir y prosperar, donde otras especies perecerían, sin remedio.

El problema con este grupo de roedores es que les gusta vivir cerca de jardines y casas de los humanos, comiendo y contaminando, los alimentos de las personas y sus mascotas, e instalando sus madrigueras en cobertizos, graneros o depósitos de comida, que además de aprovechar para su beneficio, terminan contaminando esos alimentos, con sus heces, orina, o saliva.

A nivel taxonómico estas especies de ratas y ratones, pertenecen al Dominio Eucariota, Reino Animalia, Filo Cordados, Clase Mamíferos, Orden Rodentia, Familia Muridae, Genero Rattus (ratas), y Genero Mus (ratones).

Existe otra familia de ratas campestres americanas y hámster, cuyo nombre taxonómico es Cricetidae, que tiene hábitos ecológicos diferentes a los miembros de la familia Muridae (Ratas y ratones de Eurasia, África y Australia).

La naturaleza dotó a estas especies de la familia Muridae, con la capacidad de comer de todo, de modo que no solo son oportunistas, sino que también, son omnívoros.

Otra característica fundamental para el éxito de los roedores, es su capacidad de tener muchas crías, en muy poco tiempo, alcanzando la madurez sexual antes de los dos meses de nacidas, con un período de gestación de que dura entre 20 y 22 días, lo que les permite tener hasta ocho camadas por año, dependiendo de la disposición de los alimentos.

Los roedores son animales de hábitos nocturnos, aun cuando, prefieren salir a alimentarse una hora después del crepúsculo, y una hora antes del amanecer.

Son portadores de muchos parásitos externos, como pulgas y piojos, que suelen estar infectados por virus y bacterias, letales para los humanos.

La posibilidad de una zoonosis es muy alta, debido a que consumimos alimentos, que pueden estar contaminados por los roedores, de allí la importancia, de mantener normas estrictas de higiene, al almacenar y consumir cualquier comida.

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Entre las enfermedades más comunes, asociadas a los roedores, destacan
la Peste (Yersinia pestis), Salmonelosis (S. typhimurium; S. enteritidis); Leptospirosis ( L. icterohaemorragiae) ; Tifo murino (Rickettsia typhi) ; Ricketsiosis vesiculosa (R. akari); Coriomeningitis linfocítica (arenavirus); fiebre por mordedura de rata (Spirilum minus, Streptobacillus moniliformis); Fiebres hemorrágicas por Arenavirus; Encefalitis equina venezolana por alphavirus; Encefalitis de Powassan por Flavivirus; Rabia; Fiebre maculosa de las montañas rocosas (R. rickettsii); Tularemia (Francisella tularensis). parasitismos como la Triquinosis (Trichinella spiralis); la meningitis eosinofílica por Angiostrongylus cantonensis, teniasis por Hymenolepis nana o H. diminuta y Síndrome pulmonar hemorrágico por Hanta virus.

En Venezuela se aisló un nuevo hantavirus llamado “Caño Delgadito” (caserío del municipio Papelón, Edo. Portuguesa), el cual se encuentra ampliamente distribuido en los llanos venezolanos de los estados Portuguesa, Cojedes y Barinas, que produce formas graves y moderadas de fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR).

Los agentes causales de estas enfermedades (virus, bacteria, protozoarios), se transmiten de forma indirecta al hombre, a través del consumo de alimentos contaminados con orina, heces fecales o saliva de los roedores.

Otras veces, la infección ocurre por medio de la picadura de piojos, o pulgas, y en otros casos, por la picadura de mosquitos infectados.

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Recientemente, mi hijo Carlos me preguntó si era necesario erradicar todas las ratas de la faz del paneta.

Por supuesto, le respondí que eso no es necesario, ni conveniente.

Debemos confinar estos animales a sus espacios naturales, donde juegan un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio ecológico, siendo parte de las cadenas alimenticias.

No podemos exterminarlos, pero si debemos alejarlos de nuestra comida, y de nuestros hogares, preparándonos a nivel científico, para confeccionar vacunas contra las enfermedades que nos trasmiten los ratones y ratas, que han pasado de ser silvestres, a ser nuestros comensales.

Ali Riera

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