Lloraba en silencio y cuando nadie podía verme, con espinas en mi cuerpo y dolores en el hasta que todo se secara hasta el final.
Nuca supe las razones, nunca supe porque estaba así. Realmente creo que yo me dejé bloquear por mi mismo ese recuerdo, pero recuerdo que nunca quise estar así.
Había un mar donde estaba ahogándome lentamente, y mis pulsaciones eran muy difícil de montarlas.
Ese mar me cuidó de mis sentidos dispersos de mi alma que me inducían a ver, escuchar, oler, y otras cosas más que hacían que todo eso no parara de crecer, pero un día sin querer ese mar desapareció.
No sé ahora dónde está, si fueron mis lágrimas dónde flotaba o si eran las de otras personas más. Pero ahora que no está siento que en el fondo hay algo de paz, pero ya es muy tarde para cuándo sientes que todo lo que eras se había quedado en esas aguas perdidas.
«El mar perdido»
