Haz que tu entorno se pueda contagiar
de imprevistos, desacuerdos,
desánimo y muchas otras cosas más,
es difícil enfrentarlos,
pero aún así damos gracias por cada oportunidad.
Son pocos los momentos
donde a carcajadas
nos hacemos escuchar,
el mismo ambiente
te grita la terrible soledad.
Ya son pocos los niños
que por las calles vemos jugar,
son contados los vecinos
que te brindan su verdadera amistad,
todo es un caos, ya nada será igual.
Por eso cada persona
construye el refugio
donde quiera estar,
buscando un poco de armonía
y cierta estabilidad emocional.
Reflexionamos muchas veces,
no queremos más cargas llevar,
las nuestras ya son pesadas
e intentamos cómo hacer
para poderla eliminar.
Por eso ríe cuando puedas
y haz que tu entorno se pueda contagiar,
esos momentos son únicos,
compensan cualquiera de nuestras penas
y tristezas que guardadas están.
