La naturaleza parecía tener un plan que nadie sería capaz de comprender jamás…
El mundo continuaba en calma, en pausa, no se sabía lo que había sucedido, pero al mismo tiempo, nadie se lo preguntaba, ya que las dos únicas mentes que aún seguían activas se encontraban ocupadas en ese momento.
Ahora ambas mentes funcionaban como una sola, pensaban lo mismo y deseaban lo mismo, tras unos minutos llegó la penetración. Sus cuerpos se juntaron y desde ese preciso momento no existía forma posible de que se pudieran separar.
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Todo se estaba desarrollando tal y como debía ser, de la manera que la naturaleza había querido, era ella la que manejaba los hilos, la que mandaba sobre todas las especies animales o vegetales del planeta.
Y parecía ser que, la unión entre ambos desconocidos debía ser lo suficientemente importante como para que el mundo permaneciera en espera de aquellos sexuales acontecimientos.
El trascendental encuentro sexual se estaba desarrollando de una forma tranquila y armoniosa, era como ver una danza ritual. Sus cuerpos se movían acompasados, formando eróticas formas, iban cambiando de postura y con cada penetración creaban potentes ondas que se alejaban hasta el infinito.
Para leer más:
Ley de atracción universal I
