He vuelto a pensar en aquello que me dijiste, ese mensaje que trataste de transmitirme con enorme misterio y del que no querías que nadie supiese nada. A día de hoy te puedo decir que todo sigue igual, que nada ha cambiado.
Seguimos siendo las dos únicas personas del planeta que saben ese gran secreto, ese conjunto de letras que conforman palabras, y esas palabras que agrupadas forman la frase que tal vez pudiera cambiar el mundo.
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Pero aquí estamos, aún las conservamos, las guardamos en nuestras mentes, no las compartimos con nadie, aunque me he sentido tentado a hacerlo en varias ocasiones.
A veces me pregunto por qué seguimos guardando tal secreto, de hecho, cada día le doy menos importancia y dudo más sobre lo que pensamos en aquel momento acerca de ese misterioso mensaje.
¿Has pensado alguna vez que quizás no sea tan relevante? ¿Es posible que tal importancia se la diésemos nosotros producto de nuestro momento de embriaguez?
Yo ya no sé lo que pensar, creo que nos hemos venido arriba, que de verdad hemos creído en la importancia de un mensaje que probablemente no sea nada relevante y que si lo es, el hecho de no compartirlo con nadie, hace que pierda toda su relevancia.
¿Te lo cuento?
