Ficción: La historia del perro negro (Relato corto original de @nancybriti1)

in Hive Mexico16 days ago


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La historia de perro negro

Un día apareció en la puerta de la casa del viejo Juancho y nadie supo de dónde venía. Solo un trapo rojo amarrado al pescuezo era prueba de que aquel animal era de alguien o había vivido en casa de alguien o había estado amarrado. Se puso frente a la casa del viejo Juancho mirando hacia adentro como si estuviera esperando a alguien y aunque el viejo Juancho lo espantó al comienzo, el perro no quiso moverse para nada. Se quedó allí, con los ojos fijos y el rabo entre las patas. El viejo Juancho decidió dejarlo allí y allí mismo ponerle la comida:

_Déjalo quieto, que coma y que beba agua, que ahora es el guardián de la casa.

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Y no estaba tan errado el viejo Juancho porque el perro negro estaba pendiente que nada extraño merodeara la casa, ya sea animal o persona. Era un perro silencioso que solo ladraba cuando presentía algo anormal por los alrededores:

_¿Qué viste, Negro? -preguntaba el viejo Juancho buscando el motivo de los ladridos. A veces eran animales, otras veces ladrones de cosecha, pero también habían motivos inexplicables:

_¿Qué ves, Negro, que yo no veo nada? -preguntaba el viejo Juancho, buscando en el lugar donde el perro posaba los ojos fijos, quietos, expectantes, como si fuera capaz de mirar más allá de las sombras.

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Fue con la llegada de Chona, una adivina que llegó con el circo, que Juancho presintió para qué el perro había llegado a su vida:

_Usted tiene un trabajo encima, específicamente usted tiene un muerto. Este muerto no va a descansar hasta llevárselo -dijo Chona mirándolo fijamente.

_Cará, mujer, y se antojó de mí expresamente. -dijo el viejo sin saber si reír o salir corriendo.

_Pero no se preocupe, alguien cerca de usted, podrá salvarlo -afirmó Chona ante la mirada incrédula de todos.

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Fue cuando llegaron los dolores musculares y de los huesos, que al principio el viejo Juancho creyó que eran producto de la vejez, que sobrevino el mal. El cuerpo del anciano comenzó a hincharse y a llenarse de llagas purulentas. Los médicos lo desahuciaron y lo mandaron a su casa a esperar el final. El viejo Juancho se fue, se acostó y el perro negro se acercó a la cama. Sin aviso alguno, el perro comenzó a lamerle el cuerpo al viejo, quien no tenía fuerza de abrir los ojos.

Después de eso, el viejo comenzó a mejorar, pero el perro negro desapareció como había llegado: sin ser visto. Unos dicen que el perro le quitó el mal al viejo Juancho porque alguien lo había enviado para ello, otros, que el perro trajo el mal y que solo él podía curarlo, lamiéndolo.

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HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS