A veces pienso en lo difícil que es escribir y describir los sentimientos. Por ejemplo, la ansiedad. Tu cuerpo tiembla, sientes que todo te da vueltas, que te paralizas, respiras muy rápido y tu corazón va a millón.
Por otro lado, es difícil escribir sobre lo que sentimos sin caer en los clichés. Puede parecer tonto pero a medida que escribo (y no sé siquiera qué escribo) la ansiedad va por delante, como persiguiéndome pero al mismo tiempo va delante de mí y a ambos lados.
No la interrogo, no digo nada porque no puedo. Estoy en la cocina, sentado y escribiendo desde el lugar más incómodo para mí. No me gusta usar el teléfono, pero por los momentos es la única herramienta que tengo, y la detesto. Eso dice mi ansiedad. Que no puedo hacer las cosas bien porque no tengo lo que necesito para hacerlo y que nunca lo obtendré.
¿Será que podré llegar a las 500 palabras? Miro y veo que falta. Siento que ya no sé qué más escribir y lo que quiero es escapar de mi, dejarme aquí sentado e ir a otra parte, a un lugar donde nadie me pueda encontrar.
Tiemblo, tiemblo porque me siento impotente, y estás al frente tratando de calmarme, de cerrarme los ojos y me animas a respirar profundo.
Pienso y pienso en mañana, en pasado mañana, en la quincena que no llega y las deudas acumuladas; pienso en los medicamentos que le faltan a mi esposa para su tratamiento, en la paciencia que debo tener para soportar la situación y esta ansiedad que galopa y me golpea en la cara.
Quería hablar de los libros que he leído estos días, esos que son mi ruta de escape, pero en estos momentos me siento sin fuerzas para analizar, para hacer cualquier cosa que no sea escribir y escribir la palabra escribir porque siento que nada alcanza, que todo lo que tengo dentro explota una y mil veces y yo sentado mirando la tv sin razón alguna porque no le prestó atención a la programación.
Por cierto que la muerte de Paul Auster también me puso triste, y siento que ya los grandes autores están desapareciendo y que no hay quienes puedan llenar su vacío porque ahora todo es tan rápido y tan inmediato que el libro de moda de hoy será olvidado mañana.
Así, mueren los grandes autores y no lo podemos remediar. ¿Y ahora que hago con toda esta incertidumbre a cuestas? Y mañana tengo que ir a trabajar y está noche y la siguiente y la siguiente despejada del sueño porque tampoco llega.
No hay estrellas en el cielo. La lluvia ha arreciado con fuerza. Me escondo dentro de mi, no salgo ni miro el diluvio. Quiero quedarme, o mejor, desaparecer de todo este limbo de incertidumbre.
My struggles against anxiety
Sometimes I think about how difficult it is to write and describe feelings. For example, anxiety. Your body trembles, you feel like everything is spinning, you freeze, you breathe very fast and your heart goes to a million.
On the other hand, it's hard to write about what we feel without falling into clichés. It may sound silly but as I write (and I don't even know what I write) anxiety goes ahead, as if chasing me but at the same time it goes in front of me and on both sides.
I don't question it, I don't say anything because I cannot. I am in the kitchen, sitting and writing from the most uncomfortable place for me. I don't like to use the phone, but at the moment it's the only tool I have, and I hate it. That's what my anxiety says. That I can't do things right because I don't have what I need to do it and that I will never get it.
Will I ever make it to 500 words? I look and see what's missing. I feel like I don't know what to write anymore and what I want is to escape from me, to leave me sitting here and go somewhere else, somewhere where no one can find me.
I tremble, I tremble because I feel helpless, and you are in front of me trying to calm me down, to close my eyes and encourage me to take a deep breath.
I think and think about tomorrow, the day after tomorrow, about the paycheck that does not arrive and the accumulated debts; I think about the medicines my wife is missing for her treatment, about the patience I must have to bear the situation and this anxiety that gallops and hits me in the face.
I wanted to talk about the books I have read these days, those that are my escape route, but right now I feel without strength to analyze, to do anything but write and write the word write because I feel that nothing is enough, that everything inside me explodes a thousand times and I sit watching TV for no reason because I did not pay attention to the programming.
By the way, Paul Auster's death also made me sad, and I feel that the great authors are already disappearing and that there is no one who can fill their void because now everything is so fast and so immediate that today's fashionable book will be forgotten tomorrow.
So, the great authors die and we cannot remedy it. And now what do I do with all this uncertainty on my shoulders? And tomorrow I have to go to work and this night and the next and the next and the next clear of sleep because it doesn't come either.
There are no stars in the sky. The rain has come down hard. I hide inside myself, I don't go out and I don't look at the deluge. I want to stay, or better, to disappear from all this limbo of uncertainty.
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