La última conversación

in La Colmena4 months ago

Contemplar el paisaje siempre fue mi manera de conversar conmigo, reflexionar y tener un momento a solas, incluso si estaba rodeado, la forma más simple de abstraerme; Y Ahí estaba yo, muy temprano observando el amanecer, mientras buses, camiones y coches pasaban bajo mis pies, aquel puente peatonal bajo la Autopista Panamericana, envidiaba a la gente en aquellos vehículos parecía tener una vida tan normal, tan común, tan tranquila y a su vez me sentía triste de que no pudieran ver la hermosa vista del amanecer que tenía yo.

Entonces llegó y sin decir nada estiro su mano ofreciéndome un cigarrillo y un encendedor:

-- No fumo, gracias.
-- Lo sé, pero esto no es Tabaco Joseph.

Sonreí y respondí que realmente no fumaba, a lo que recogió su mano y se quedó mirando al frente junto a mí, tras unos segundos de silencio, le mire de reojo y le dije:

-- Estás más delgada

A lo que con una sonrisa falsa me contestó, que era un chiste malo, muy malo, incluso para mí, y luego de dar una larga calada a su cigarro, me miro y dijo:

-- También estás más delgado, veo que tu vida está mucho mejor
-- ¿Estarías tú aquí si mi vida lo estuviera?, sabes que no. Contesté

Esbozo otra sonrisa y continuamos mirando al frente por un par de minutos, más era evidente que a ambos nos pone incómodo el silencio y de un momento a otro, mientras contemplaba el amanecer, la situación se convirtió en una carrera por ver quien tardaba más en romper el silencio; Las horas pasaron y el majestuoso amanecer se estaba transformando en un atardecer, fue entonces que lo escuche decir:

-- ¿Nos vamos?
-- Dame un rato más, quiero terminar de ver esto. Dije

Le mire de reojo y note su cara de enojo, más no le di demasiada importancia hasta que a viva voz me preguntaba casi reclamando:

-- ¿Cómo puedes amar tanto un amanecer y odiar un atardecer? ¿Cuál es la diferencia de ambos?

En ese momento, lleve mi mano a uno de los cigarrillos que me ofreció más temprano y que aún reposaba sobre la barandilla de aquel puente, lo encendí, di una larga calada y mientras el humo entraba en mi cuerpo, comencé a sonreír de la forma más tonta que podía, y entonces le respondí:

-- Uno va de la Luz hacia la Oscuridad, mientras el otro va de la Oscuridad hacia la luz, es bastante simple si te tomas un tiempo para analizarlo.

Soltó una carcajada y acto seguido me dio cuatro palmadas suaves en la espalda haciendo que soltase el humo que quedaba dentro de mis pulmones, me dijo que amaba esa soberbia mía disfrazada de inteligencia y que terminase tranquilo, tenía bastante tiempo; El atardecer terminó y no fue tan malo como creía; sin embargo, supe que ya era tiempo, apoyé mis manos sobre la barandilla y me subí en ella, me giré para mirar a mi acompañante y entonces pregunté:

-- Estoy listo, ¿Vienes conmigo?
-- Sabes bien que yo, yo te espero abajo.

Y fue entonces que entendí que la muerte no se refería al pavimento que me esperaba al caer, sino realmente a un lugar más profundo.