Hay una historia que se pierde entre el fuego de mi olvido.
Se vuelve ceniza sin que quede nada conmigo.
Se que no estás allí, pero ya no te persigo.
Te dejo dormir es paz entre mis versos y sin abrigo.
Cuento los centavos que tengo para pagar por lo que quiero.
Y no me alcanza para hacer el viaje que de ti me lleve lejos.
Se que ya no te vas, pero ahora yo ya no me quedo.
No quiero esperar que tú mirada me regale más desprecio.
Aprendí mi lección cuando todos creían que la ignoraba.
Tu estas y yo también, más fácil de lo que imaginaba.
Tu allá y yo acá, así, como todo mundo esperaba.
Y ya me acostumbré a verte de lejos por la mañanas...
Foto propia
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