Relato: El incidente de la caja de panquecitos

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Fuente de la imagen: Pexels

Una bofetada resonó en la sala de baile del palacio real, en un planeta lejano, ahí por Plutón.

Delante de una muchedumbre estupefacta, una mujer de belleza exuberante, ataviada de forma particularmente provocativa, arrojó una caja en la cara de su amante y espetó con furia: "¡¿Con quiénes más te acuestas, cerdo de mierda?!"

El hombre, atónito ante el acceso de cólera de la bella mujer, respondió: "¡¿Pero de qué demonios estás hablando, Ganya?!

Ganya, la concubina favorita del rey Pank VIII de Plutón, respondió: "Tu esposa terrícola me entregó una caja de 10 panquecitos de limón con una nota, diciéndome que lo disfrute contigo. ¡¿Me vas a negar que ella sabe que te acuestas con otras mujeres, Varda?!"

"¡Te juro por todos los dioses que no tengo a otra aparte de ti y de mi esposa, a quien nunca he tocado!", aclaró Varda Sparta, general de los ejércitos de Plutón.

"¡Mientes, puerco!"

Mientras los amantes se enfrentaban en dimes y diretes, una figura femenina observaba con divertimento el desarrollo del suceso con un panquecito de limón en mano. Vasilisa, la esposa terrícola de Varda, estaba sorprendida cómo un simple gesto de paz una interpretación diferente en Plutón. Sin embargo, cuando una cortesana le explicó el significado detrás del gesto de entregar a la amante del marido una caja con panquecitos de limón, la joven quedó consternada primero, y después divertida luego de enterarse del significado de los panquecitos de distintos sabores dentro de la corte plutoniana.

Su matrimonio con Varda fue fruto de circunstancias políticas, por no decir de la desesperación del rey por mantener a raya a todos los amantes de su favorita, incluyendo a Varda. Hace un par de años, ella había sido raptada cuando salía con sus amigas del cine, en el planeta Tierra. Luego, fue forzada a casarse con el que consideraba el tipo más frío y desdeñoso de la comarca, quien no le hacía caso ni a la hora del desayuno.

"Amo el drama", musitó mientras terminaba de comer su panquecito de limón. "Iré por más panquecitos".

Minutos después, una temblorosa sirvienta se acercó a Ganya con una caja de panquecitos de todos los sabores. La violencia de la concubina no hizo más que aumentar, dejando las palabras para trasladarse a los golpes. Mientras tanto, Vasilisa veía todo el drama mientras comía un panquecito de fresa.

Cinco minutos después, Vasilisa consideró que ya era suficiente lección para su marido, por lo que acudió a su rescate con estas palabras: "¡Ya es suficiente, Ganya! Joder, mujer, solo te envié unos panquecitos de limón para que disfrutes con mi marido y otros para que disfrutes con el rey. Ignoraba que cada sabor tenía un significado distinto, y lo habría dejado pasar si no fuera por la amable cortesana de allá, quien me explicó qué significa cada panquecito".

Todos guardaron silencio, incluyendo el rey, quien disfrutaba de unas alitas de pollo. Ganya, aunque aún furiosa con Varda, suspiró hondo y le dijo: "Muchas gracias por la aclaración, Vasilisa querida. Lamento haber malinterpretado tu gesto... Y lamento que tu estúpido marido de mierda no se haya dignado ni siquiera a aclararlo".

"¡Pero si lo intenté!", protestó Varda con vehemencia.

"¡Oh, cállate! Tienes suerte de tener una buena esposa que solo hizo un gesto inocente, una esposa que no mereces. Si yo fuera tú, tal vez deba tratarla con el mayor cariño posible antes de que otro le eche el ojo y se la lleve de tu lado... A menos que eso sea lo que quieras".

Varda se quedó callado mientras que Vasilisa, agradecida por el reconocimiento de Ganya, asintió con la cabeza. Despidiéndose de la pareja, Ganya fue a sentarse al lado del rey.

Encogiéndose de hombros y con una sonrisa, Vasilisa añadió: "Lo que hacen unos panquecitos".