Un Sueño en NavidadǁHistoria Cortaǁ@sweetval

¡Bienvenidas bellas flores! Una nueva oportunidad para disfrutar de mi mundo, mi vida, mis letras. Espero que les guste esta historia y comenten que les pareció al final.

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_{Imagen creada por @sweetval en Canva.}

Había una vez, una niña de genes hermosos, un cabello castaño claro que resplandecía ante el sol, una sonrisa que impresionaba, no por tener unos dientes de impacto, sino por el sonido que producía y transmitía a todo el que la rodeaba, unos pequeños ojos negros, pero que podían admirar los minúsculos detalles del lugar donde estuviese. Con facilidad, podía encontrar los lentes o las monedas que se le extraviaban a su abuela Lissie. Con su nariz podía percibir desde los olores más ricos como las galletas que preparaba su tía Holly, a la basura que se producía semanalmente en la cocina de su casa y resultaba molesta.

Ella era Helena Elizabeth, cuyos nombres eran oriundos de la lengua griega y de la biblia, específicamente del antiguo testamento, que significaban luz y aquella que es ayudada por Dios. Sin embargo, era una niña común, pese a las exigencias del mundo. Sus padres le decían y aconsejaban en su sendero del crecimiento, que nunca debía compararse, que se sintiera tranquila, que descubriría sus dones, podía llorar, se caería cientos de veces, se levantaría otras más, se haría fuerte, no debía forzar ninguna etapa y había que vivir cada instante a plenitud, y resultaba increíble el efecto que tuvieron esas palabras en su vida con el pasar del tiempo, pues así como fueron simples consejos, se convirtieron en su fuerza, la transformaron la calidad que guardaba cada letra de esas palabras.

Siendo una niña vio como sus amigas iban a clases de ballet, piano, modelaje, cocina, igualmente como sus amigos estaban en canto, baile, fútbol, béisbol, básquet, representando repetidas veces la inscripción de su padre y madre desde muy precoz en actividades diversas, pero ninguna le gustaba, ni se sentía bien en ellas.

Helena prefería quedarse en casa, leer y desde muy pequeña, pedía pese al cansancio de días arduos de trabajo a sus padres que le leyeran cuentos, se quedaba embelesada escuchando, imaginaba con gran emoción cada escena que le leían, percibía de cada ilustración una emoción abrasadora; sus días se basaban en disfrutar junto a sus amigos, al asistir a sus clases escolares donde prestaba especial atención a la asignatura de lengua, literatura y ciencias sociales, significando para ella un paseo a la tranquilidad, siendo lo contrario para las asignaturas de educación física y matemática.

Helena en su infancia intentó no angustiarse, pasó por muchas actividades extraescolares que no le gustaban, pero qué sintió cuándo creció que fueron un aprendizaje para su vida.

Desde el preescolar a la primaria fue una niña llena de alegría y felicidad, no se frustró mucho por el continuo repiqueteo en su mente respecto a las palabras de sus padres.

Inesperadamente Helena creció, el tiempo había pasado, ya solo habitaban cenizas de la niña soñadora que algún día era; en su cuerpo y su mente, se veía una transformación, parecía que había sido reestructurada, ya que no tenía deseos de jugar a las Barbies, ni existía emoción por ir a un parque y estar en el arenero, ahora le gustaba escuchar música, tenía interés por la lectura online, especialmente por conceptos más difíciles, mucho más profundos sobre psicología, el cerebro y el arte del siglo actual, además amaba compartir tiempo con sus amigos, un círculo pequeño, pero muy valioso en el cual se sentía cómoda.

Un día caluroso, Helena estando aburrida en sus vacaciones, leyendo un libro se forjó una idea cargada de ilusión que le llevó a un impulso de tomar un lápiz y una hoja blanca tamaño carta. Empezó con una loca idea en la cabeza de escribir su primer escrito, algo raro en sus pensamientos, pero que poco a poco, sintió era una parte de ficción que le llevaba a soñar, mezclado con la realidad de la escena de una despedida. No supo cómo, ni porqué, pero sintió todo en su interior, palabra a palabra.

Al principio la escena carecía de esencia, pero la moldeó por días, hasta que después de una semana entera, consideró estaba lista, sintió felicidad por haber tenido aquel extraño impulso por redactar una escena tan bonita. Quiso mantenerla en secreto, pero sus amigas Louisa y Paige, le descubrieron su texto quedándose perplejas, hipnotizadas y enamoradas, la animaron a inscribirse en un curso para escritores principiantes, al cual no quiso asistir muy animada, porque su mente estaba llena de dudas e incertidumbre, pero Elliot, un buen amigo, la aconsejó y finalmente asistió al curso, llevándose un grato y valioso aprendizaje que le desató la chispa de la imaginación, despertó su alegría y abrió sus horizontes, compartiendo con otras personas con gustos similares, unas que sabían que la escritura era su pasión y otras como ella, que tenían dudas e incluso miedo a dar el primer paso por sus sueños, porque a veces el que arriesga gana. Los meses transitaron, Helena siguió expandiendo sus saber, rodeándose de personas positivas que le ayudaban e impulsaban al cumplimiento de su sueño, pero todavía no se animaba a compartir lo que hacía, poco a poco se daba cuenta de su talento, hasta que verdaderamente sintió un despertar espiritual, luego de mucho trabajo y aprendizaje entendió su misión para ese tiempo de vida y las cosas que le hacían feliz, pequeñas, pero las que hacían la diferencia y la incentivaba; fue así como paso a paso, sintió la inspiración para escribir.

Al cumplir sus dieciocho años, encontró un concurso al cual podía inscribir su historia, basándose en el tema de la navidad y los deseos para año nuevo, luego de revisar las bases estipuladas del concurso, los requisitos, viendo que los cumplía todos, empezó a redactar una historia, desarrolló la trama y en una semana escribió la historia y la envió por correo, inscribiéndose al primer paso para cumplir su sueño y dejar de lado sus miedos. No obstante, nunca dijo respecto a la inscripción de su novela al concurso en su círculo familiar, ni de amistad.

Los resultados del concurso los anunciaban el 31 de diciembre, por lo tanto siguió su vida como si nada hubiera pasado. Todo ahora era distinto, el aire se presentaba diferente por varias razones: la navidad, la inscripción de la historia, las vacaciones, las reuniones familiares, el asado, el característico pan de jamón que siempre estaba en la mesa de la cena de diciembre, los calcetines colgados, la paz y un parar de cosas que hacían especial esas fechas. Sin duda, ella estaba transformada por su inspiración en el interior, de tal manera que lo transmitía al exterior, por lo tanto, era notorio para sus padres y amigos, era un sentimiento cargado de paz, tranquilidad y alegría. Helena era una mujer con la que daba gusto estar, era sinceridad llena de amor.

El 31 de diciembre Helena despertó sintiendo una sensación extraña en su pecho, al despertar lo primero que hizo fue a mirarse al espejo y agradeció, por su vida, por ese gratificante año lleno de aprendizaje, experiencias enriquecedoras y el maravilloso viaje de la vida, porque después de todo, con un año lleno de caos en el mundo entero, una economía inestable y variable, saqueos, momentos difíciles, muertes, también había encontrado razones para agradecer, motivos para mantener una sonrisa y sentir plenitud, una de ellas y la razón primordial era su salud, la cual había pendido de un hilo como la de todos los habitantes por la pandemia desatada, pero estaba más que nunca vigorosa, valiente y cargada de energía positiva, pues las circunstancias le hacían ver que eran aprendizajes, una buena etapa, necesaria para darse cuenta de que aún en las guerras, debe prevalecer el valor de la unión, la humildad, la paz interior y el amor ante todas las cosas.

Ese día no pudo ser mejor, cenó con las personas más importantes de su vida, vio a sus padres sonriéndose cómplices, miró a su novio encontrando una razón para sonreír, vio a sus sobrinos jugando, a sus tíos tomando una cerveza hablando animadamente, a sus abuelos comiendo con todo gusto, por lo cual, fue imposible no agradecer, interiorizó y encontró que había sido ese año más responsable, más humana y más llena de vida, entendió que eran resilientes.

Diez minutos antes de año nuevo, se marchó al baño a arreglar su cabello, retocar su maquillaje, además aprovechó para chequear la página donde serían publicados los resultados del concurso de escritura, pero encontró que no había ninguna noticia nueva, no había sido actualizada la página. Decidió esperar un rato, miró entretenida sus redes sociales para luego volver a actualizar la página.

Miró el reloj en su muñeca, el cual marcaba 11:58pm, revisó la página nuevamente, encontrando no solo nueva actualización, sino su nombre en 1° lugar, lo que quería decir que era la ganadora. Parpadeó varias veces, estaba absorta, salió a recibir año nuevo, sintió un gozo y una plenitud inigualable, un sentimiento que no había experimentado antes.

Estuvo abstraída al sonar las campanadas y escuchar que todos gritaban con emoción: -¡Feliz año nuevo!, pues ella solo podía pensar que había ganado y las primeras palabras que dijo ese año fueron: -¡Gracias por mi pasión! ¡Gracias por mi vida! ¡Gracias por mi salud!, para luego abrazar a su familia y amigos cercanos.

Al día siguiente Helena le contó a su familia de su logro inesperado y fue a recibir su premio en dólares, hablar sobre la publicación de su historia en digital y a guardar su ticket para ir a un reconocido spa de la ciudad. Recibió halagos, pero sobretodo sintió que había conseguido su don, como le llamaban sus padres, pero más que eso para ella era ahora la actividad en la que se sentía feliz, algo agradable.

Todos tenemos el poder para escribir, lo que sucede es que no lo hacemos nuestra habilidad. Los sueños se cumplen si luchas por su cumplimiento, cree, enamórate de ellos y arriésgate, porque la pasión está esperando salir de tu interior, lee, pero sobretodo edúcate. ¡Debes descubrirla y hacerla funcionar como servicio a la humanidad!

Así como dijo Nuria Sierra en su blog: hace falta talento para escribir pero la mirada y la técnica puede trabajarse cuando en tu interior palpita la pasión de un escritor.

Luchen por sus sueños, nunca se rindan, porque los sueños están para vivirlos, para imaginarlos. No se limiten por la mente, ni por su edad, porque la vida es un viaje lleno de aprendizaje constante.