Concurso de literatura La Abeja Obrera | Excusas

in CELF Magazine2 years ago

¡Hola y buen día a todos! Les comparto mi participación en la quinta edición del Concurso de literatura La Abeja Obrera, cuyas bases pueden encontrarlas aquí, por si gustan participar.

¡Feliz lectura!

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Fuente de la imagen: Pexels

El teléfono empezó a sonar. Ana contempla la pantalla; el hastío se hace presente cuando ve el nombre de la persona en la pantalla. ¿Qué excusas le dirá Juan esta vez? O mejor aún, ¿qué cantinfleadas le dirá?, porque Juan tenía esa tendencia a enredar las cosas cuando las cuenta solo para decir algo o nada.

Pensándolo con mayor detenimiento, ¿por qué estaba con él?

¿Por qué seguía con alguien que siempre la cancela de último minuto?, ¿por qué ignoraba las alarmas que se han disparado desde el primer momento en que la dejó plantada?, ¿por qué disponía de un tiempo que podría ser mejor invertido en otros asuntos de mayor provecho? ¿Por qué?

Las respuestas siempre llegaban en el fulgor del amanecer, en la soledad de su fría habitación ubicada en el centro de la ciudad, con el sol iluminándole el rostro. Las respuestas estaban ahí, en el reflejo del espejo, en la pulcritud de su casa con pequeñas macetas de rosas blancas colocadas en el balcón de su habitación de la planta alta. Las respuestas estaban en ella misma, en sus miedos e inseguridades, en el hastío de estar sola, en el vacío de sus amistades, en el arrepentimiento de no haber aceptado el amor sincero de un viejo compañero de clases.

Ella misma había decidido estancarse en una relación que no tenía futuro; se había empeñado en hacer que las cosas funcionaran, en ser paciente y comprensiva con Juan, un hombre trabajador y honrado que la conquistó con las más bellas flores, la música más romántica y las palabras más dulces. Se había estancado con un hombre que estaba acostumbrado a conquistar, a tener lo que quiera, mas no a conservar, a valorar.

Sus viejas amistades se lo advirtieron. No era una persona seria. No era alguien que quiera invertir su tiempo en una relación. Las excusas que empezaron después de un mes de noviazgo se lo demostraban; las pocas veces que lo veía en su pequeña casa, siempre pegado al televisor viendo los partidos de su selección favorita con sus amigos, ignorándola, se lo recordaban; las relaciones carnales que mantenían de forma monótona lo confirmaban.

Como las Erinias, las dudas empezaron a tener voz y los celos la atormentaban. ¿Conoció a otra que era más amigable, comprensiva y divertida que ella en algún rincón de la ciudad?, ¿será más bella que ella?, ¿será más extrovertida que ella? ¿Será...? ¿Será...?

¿Debería saber si existe otra en su vida? ¿Debería acabar con este sufrimiento llamado "relación" o prolongarlo con solo esforzarse a verse bien para él, a ser más llamativa, a ponerlo celoso bajo riesgo de ser señalada?

Un timbre la sacó de sus pensamientos. Miró nuevamente la pantalla; Sofía la estaba llamando. Respondió y escuchó lo que le decía. Su relación con Antonio iba de maravillas; se casarán en la iglesia del centro en dos meses. La estaba invitando a la celebración.

Fue en ese momento de impulso, en esa sensación de poner un alto a todo, donde ella soltó unas palabras: Ella había terminado con Juan.

Sofía quedó en silencio por un momento y luego, en un tono conciliador, le preguntó si no quería que la fuera a ver a su casa. Ana, sin pensarlo, le agradeció su gesto aunque lo declinó, preguntándole si podía verla al día siguiente en un café. Sofía aceptó la invitación.

Al cabo de unos minutos de haber terminado la conferencia con su amiga, resolvió llamar a Juan. Éste no recogió la llamada.

Le escribió de inmediato un mensaje. Dejó en él todo sentimiento encerrado; dejó en él las lágrimas, las tristezas, la sensación de soledad e impotencia al verse estancada en una relación unilateral. Dejó ver el tormento de los celos, la duda, la incomprensión.

Le dijo que estaba embarazada, pero que había perdido a su bebé por un aborto espontáneo esa mañana. Que ella quería decírselo, pero no buscaba cómo comunicárselo sin que se volviera un chisme del vecindario, sin que la gente la juzgara como asesina.

Le dijo de todo... Y al final, para rematar, concluyó con estas palabras: Que él no era nada ni nadie para ella más que la pérdida de un tiempo precioso que pudo dedicar a cosas más importantes de no haber sido por sus excusas.

Cerró los ojos por un momento cuando envió el mensaje. El primer paso ya estaba hecho; el segundo paso apenas empezó cuando bloqueó su teléfono y retiró la llave de urgencia de debajo del macetero por precaución. Se volvió hacia reloj que estaba encima de la mesa recibidora. Eran las 11 de la noche.

Con una sonrisa queda, Ana supuso que estaba de nuevo sola en aquella casa pulcra con macetas de rosas blancas en el balcón de su habitación. Quizás empezaría a añadir gardenias y alhelíes para darle mayor vida al ambiente, o vender la casa y mudarse lejos. O salir a conocer gente nueva.

O a abrazar la soledad como una amiga de años, sin ninguna excusa o forma de evitarla. Abrazarla y valorarse a sí misma.

Ser ella misma.

Sort:  

Me encanto este relato; ya que en la vida hay muchas Ana y muchos Juan, me gusta el mensaje final, de que ella empieza a valorarse, alejándose de una relación que no es sana para ella, que aún a pesar de no saber que encontrará en el mañana, se aleja de ese pasado, en el cual no ve ningún buen futuro, ojala las Ana que yo conozco se alejaran de los Juan. Muchas felicitaciones y suerte en el concurso. Bendiciones🙏🏻🤗🌷

¡Muchas gracias por tus palabras, @cochanet! Yo misma he conocido a Anas que siguen aún con sus Juanes, pero ahí sí una ya ni se mete porque después sales más trasquilada que una oveja. ¡Un abrazo!

Eso lo se por experiencia propia y el protagonista en cuestión se llama Juan, aunque ella no se llama Ana, pero si es la misma en acción, por eso ya no me involucro, cada quien lleva la vida que quiere vivir. Te retorno el abrazo cargado de bendiciones.

Me gusta este relato; siento que la búsqueda de lo poético y el ritmo en el lenguaje están bien logrados; en especial porque desconocías al autor homenajeado. Lejos de la cursilería amorosa, que muchas veces emplean los que escriben este tipo de relatos, tu lenguaje se mantiene fresco, sencillo y dentro de un estilo literario definido. Gracias por tu entrada.

¡Muchas gracias por tus palabras, @jesuspsoto ! Me da gusto saber que el relato haya sido de tu agrado. ¡Saludos!

El que se va no se necesita, solo hay que abrir las puertas para lo nuevo que se avecina, buen relato, suerte @vickaboleyn

¡Así es, @devania! Todo aquel que se va de nuestras vidas es porque su tiempo terminó. Ahora nos toca a nosotros recibir con brazos abiertos las nuevas oportunidades que la vida nos da. ¡Un abrazo!

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Una nota aparte: Este relato surgió luego de la lectura del cuento "Hermanos", del autor Adriano González León, a quien se le dedica esta quinta edición del concurso. No conocía nada de este autor, así que empecé a explorar su vida y obra. Este cuento me encantó por su lenguaje poético y por evocar cierta nostalgia de la infancia.

Agradecido porque te hayas acercado a la obra de Adriano González León. De dónde erres, y disculpa la pregunta.

¡Hola, @jesuspsoto ! Soy de México 😊