Mi Barsa. Reencuentro de Origenes

in #barsa2 years ago

Esperanza, desentendimiento, frustración, tristeza. Magia, arte, trabajo, grandeza.

Puyol. Overmars, Lucho Enrique, Patrik, Rivaldo. Ronaldinho, Eto'o, Xavi, Iniesta, Messi.

A día de hoy, el Barsa transita el camino peligroso de perderse en el oblivion del fútbol. Resultados desastrosos, no solo por lo abultado de uno o dos, sino en más de 6 encuentros, durante 5 años, siendo estos contundentes, a gravedad de eliminaciones dolorosas en competición de máximos campeones europeos, los cuales nos han llevado una constante exasperación a nosotros, sus seguidores. Desgarrados seguidores.

Me hice del Barsa a los 7 años. Es posible que siquiera sabiendo por qué. Mi recuerdo radica en ser vestido, no con mi primera camiseta como fanático, sino el primer uniforme con el cual me identificaría. El Blaugrana hizo click con mis sueños de niño. Ya era yo del Barsa.

Años siguientes, no solo crecía la obvia adolescencia, sino también la duda de cuán emocionalmente atado estaba, a un equipo que deslumbraba en individualidades, en cómo ansiaba descubrir la alineación (en esa época había que atajar el minuto específico en la tele), en cómo ideaba yo mi ansiado 11, y en cómo me convencía que teníamos equipo para ganar, pero estábamos allí siempre, de cuarto lugar, seguía sin yo ver levantar trofeo alguno, eliminados en Champions, y el Barsa entrando a copa UEFA. Y aún así, yo no podía cambiar ya entendía yo la rivalidad contra el Madrid. Seguía yo siendo del Barsa.

Así, suelen decir las coincidencias son espontáneas, explosivas, temporales. Y hay verdad en eso, porque está no la fue. No, cuando un ciclo llega a durar 10 años, reinventándose, marivillando, goleando y ganando más que nadie nunca, no hay coincidencias. La magia no llegó como hallazgo fortuito, y sala de máquinas a través de la destreza y el ingenio culé no deslumbró por cualquier baratija hecha atrás. Confianza ciega en la Masía fue parte de un proyecto fuerte y sin igual, trabajo y reconocimiento, disciplina en conjunto con el talento, no hicieron de mi equipo blaugrana uno que levantara copas de nuevo (cosa que por primera vez yo veía), sino haciéndolo para ser definido en juego y equipo uno transcendente en la historia. El Barsa me regaló felicidad plena.

"Con la comodidad llega el fracaso", dice mi papá. Ya no era un niño con sueños. Asumí mi pequeña voz en el mundo para gritar contra las incomprensiones de mi equipo del amor. Comprendí, que ser fanático de unos colores duele, más no se salta de talanquera, y mucho mucho menos, auparía ciegamente a las inconsistencias del equipo de mis amores. He reencontrado deriva a causa de los últimos 5 años, de nuevo cara a cara estoy con el desconcierto, las pinceladas de talento en el equipo sin llegar a más, de ver la alineación, esperanzarme y chocar contra la realidad, vernos más abajo del cuarto lugar, ¡Mierda de estar en la copa UEFA! ¡Hoy, octavos y con empate en Pamplona! Pero, con todo eso sí hay más que decir, ¡Veo Masía, talento, veo disciplina! ¡Hoy en día tengo qué decir, seguiré siendo del BARSA! ¡¡Visca Barça!!