Cambiar el mundo desde casa

in #cervantes4 years ago (edited)

En los tiempos que corren me he dado cuenta de algo ciertamente difícil de asimilar: esto va para largo. La emergencia sanitaria no ha terminado; era una tregua y acaba de terminar. Estas palabras podrían pecar de alarmistas pero, pese a que la incidencia del virus varía según qué parte de España la realidad es muy distinta en los hospitales. El riesgo de contagio en ocasiones puede ser nimio. Sin embargo, lo que para unos es un riesgo pequeño para otros podría ser su sentencia de muerte. Esto obliga a una grandísima parte de la población a vivir con autodisciplina para sí y para los suyos. Con esto tenemos que la mayor parte de los españoles, pese a tener vida social y no estar confinados, viven tomando precauciones que en muchos casos implican una restricción severa de lo que era su vida antes de la pandemia. Ahora bien, no pretendo especular con el daño que tendrá la segunda ola. Todo lo contrario: me pregunto qué oportunidades ofrece la situación.

Hablar de oportunidades en tiempos de pandemia no es fácil por cuanto nos sentimos híper limitados en nuestro día a día. No se trata de cosas que ya estaban fuera de nuestro alcance y que por tanto no llegamos a conocer sino las cosas más simples y en muchos casos bonitas de la vida; es nuestra propia movilidad: ir a la playa, de fiesta, a tomar un café con amigos, visitar un museo, ir a una conferencia, ver un partido de fútbol en el estadio, etc. Esta serie de cosas no sólo nos permite expansionarnos sino que muchas veces es el principio de un gran proyecto. Ahora no tenemos esa oportunidad o la tenemos muy limitada según estén las cosas por esa zona. Nuestra forma de vivir ha sufrido por ello cambios de enorme profundidad puesto que no es sólo hacer o no hacer. Es adaptarse a un nuevo paradigma, pensar diferente y actuar distinto. Teníamos una forma de vida y ahora tenemos otra. Eso no es renunciar a un proyecto u embarcarse en otro. No es perder a un amigo o empezar una relación. Es mucho más que eso. Nuestra vida ha cambiado en todos y cada uno de sus frentes. Todos a la vez. Ser consciente de ello es básico para afrontar esta situación.

Ahora bien, lo que creo que más me ha enseñado a valorar esta pandemia ha sido el hecho de tener una habitación para ti. La compartas o no, es tu espacio. Muchas veces, y es mi caso, usamos la habitación, vamos, tu dormitorio, lo que de toda la vida es tu habitación, para meter cosas, muchas cosas, siempre para meter cosas y rara vez para sacar algo. Esta situación me ha hecho darme cuenta de la cantidad de trastos y cosas inservibles que mejor estarían en el trastero o en la basura.

Una vez completada la primera fase de limpieza, es el momento de darse cuenta de lo que uno tiene. A lo largo de los años tu habitación se ha convertido en una especie de almacén de recursos que, quién te iba a decir que ibas a aprovechar. Es la típica mina cartagenera abandonada porque no se agotó pero ya no es rentable. Pues bien, esos recursos han vuelto a ser rentables. Esos libros que no te has leído, esos artículos que imprimiste para leerlos “entre hoy y mañana” o esos proyectos que tenías en mente y apuntaste en un montoncillo de papeles. Pero también ese instrumento musical que tienes en tu habitación y no tocas; tu habitación es un lugar excelente para ensayar.

Pero me gustaría llegar un poco más lejos. La mayor parte de mi vida mi habitación no ha sido más que mi cama. Pero ahora tu habitación se ha convertido en tu santuario. Tienes la oportunidad de hacer de tu habitación el lugar perfecto para ti. He de admitir que jamás habría pensado que cuatro paredes pueden dar para tanto. Es como crear una burbuja con tu propio universo lleno de oportunidades, proyectos e inquietudes. Un lugar donde todo cuadre para ti y puedas estar en paz contigo mismo y en armonía con el entorno que has construido. Muchas veces queremos ir a determinados lugares que nos transmiten paz porque están alejados de todo, o nos hacen sentir en la nada pese a estar en el centro de una ciudad. Son lugares que abstraen a uno de sus preocupaciones pero hacemos esto sin darnos cuenta de que siempre tuvimos la oportunidad de construir uno de esos lugares con nuestras propias manos y ciertamente más cerca de lo que hubiéramos pensado.

Es posible que haya personas que ya supieran esto e incluso lo hayan llevado a la práctica, pues lo que cuento no es ningún secreto pero es lo que más me ha marcado a mí de todo esto. Antes no podía soportar estar en mi habitación pero de repente todo cambió. Ahora estoy en mi habitación y me siento en un lugar que me hace sentir en armonía con mis pensamientos, mi personalidad, lo que soy. Un lugar hecho por y para mi. Un lugar desde donde puedo cambiar las cosas.

Ahora mi entorno es pura inspiración. Estas cuatro paredes se han convertido en mi espacio en el que me siento capaz de comerme el mundo porque todo lo que me inspira está aquí. Imagina reunir en una misma sala todas esas cosas que tanto te animan, todas esas cosas que tanto te inspiran; todo lo que te hace ser quien eres, aquello que solo te impulsa. Escribo todo esto porque aunque parece de cajón, todos sabemos que tienes tu habitación hecha un cristo y vives en ella cual Diógenes parasitando a sus propios parásitos. No hace falta que vacíes tu habitación pero todos sabemos que llegado un punto, nuestra habitación se convierte más en un espacio de recuerdo que en un espacio activo por sí mismo. La flor de la vida es ese tiempo en que sales precisamente de tu casa, sea de tus padres o vivas independiente y sales a conocer mundo; al pueblo de al lado o a Cartagena de Indias. Da igual donde sea pero quieres salir. Ahora eso no es posible y por tanto hay que buscar una forma de seguir expandiéndote desde un sitio y de una forma que no implique moverse. Al menos no en exceso. Es por ello que tu habitación pasa de tomar un papel pasivo en tu vida como poco más que un dormitorio en el que colgabas las medallas de consolación que te daban en los cursos de natación que hacías cuando tenías quince años a convertir tu habitación en un lugar que tome un papel verdaderamente activo en tu vida como ese sitio desde el cual te potencias a ti mismo.

El papel activo de tu habitación es el papel que gana cuando ya no sólo ‘estás’ en tu habitación sino que ‘vives’ tu habitación. Sé que estoy haciendo mucho hincapié en lo que es prácticamente la misma idea formulada de formas distintas pero ese papel activo no implica ordenar tu habitación. Te tienes que currar tu habitación y tener muy en cuenta la importancia del simbolismo. Tu habitación debe convertirse en un símbolo de lo que te hace grande. Un lugar que te recuerde por qué te levantas cada mañana y te haga sentir capaz de embarcarte en los proyectos que más te ilusionen. Yo aún estoy en ello, cada día con más ganas.

"Habitación" by Daquella manera is licensed under CC BY 2.0

2692018981_6f8be53a65_b.jpg