UN VENEZOLANO EN CUARENTENA

in #cervantes4 years ago (edited)

UN VENEZOLANO EN CUARENTENA

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Hola hiveamig@s... un abrazo cibernetico desde mi casa... por supuesto tener nuevamente el honor de que ustedes me lean... Muy agradecida como siempre.

Hoy comparto un trozo de la gran historia de lo que somos los venezolanos en cuarentena, sin dejar de lado el miedo, la incertidumbre, con la economía hasta el cuello... Pero valientes y llenos humor en toda adversidad.

Pues, en cuarentena hemos sido los más arrechos (con el buen sentido que tiene esta palabra tan peculiar)... Tu sabes de que hablo, pues somos tan arrechos que nos quedamos sin gasolina, sin gas, sin trabajo, sin internet, sin luz y en algunos casos, hasta sin pareja y nos la ingeniamos como sea, porque venezolano que no la gana, la empata.

Y empezamos sin gasolina en cuarentena, le pedimos al vecino que nos preste 5 litros para que nos alcance hacer colas interminables en pleno sol implacable. Le decimos que se la regresamos cuando el carro este full , sin contar que todo este proceso los hacemos con manguera, con envases plásticos vacíos de refresco y hasta le damos la ñapa al vecino por el favor y terminamos cuajados de la risa contando la travesía con el famoso olor a gasolina en todo el cuerpo.

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Algunos disfrutamos con algún traguito de ron para pasar las largas horas en cola, sin contar que estábamos desde las 2 de la mañana... porque aunque nos trasnochamos, llegamos de numero 3 en la cola y ya dijo el bombero ¡se acabó! ... Momento donde toca decirle al pana que esta al frente y al que esta detrás (porque en 10 horas de cola ya somos altos panas) organizarnos para ir y venir a hacer los trabajitos, traer el almuerzo y reponer el roncito que nos invitaron por agradecimiento de guardarnos el puesto y a esperar el surtido del día siguiente y comenzar de nuevo la jodedera.

Así somos... Aunque hoy toca caminar unos cuantos kilómetros para llegar al trabajo por falta de transporte o por efectivo, por evitar el contagio entre el bubulun de gente en los buses, pero siempre con una sonrisa, aunque no se aprecie con el tapabocas, pero en la actitud se nota que andas animao, sudando la gota gorda pero feliz de hacer tu labor.

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Y no solo eso.... No hay gas??? , bueno vamos a cocinar en el fogón e impregnarnos un rato de humo, y acabar con la cara y los cabellos llenos de ceniza o en la cocinilla eléctrica de una hornilla donde tenemos que montar el almuerzo desde las 6 de la mañana para que mínimo a las 12 este listo el pollo, el arroz y el infaltable platano, y aun así no perdemos la paciencia, todo nos queda rico después de 6 horas cocinando con amor.

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Y no puede faltar las teletareas, nos convertimos en super maestros, buscando señal de Internet encima de la mata de mango porque de paso, es mas el tiempo sin internet que ya casi hacemos una casita de madera en la mata para agarrar señal, casi que equilibristas en una rama, pero relajados, tratando que de corra el video en youtube que se queda pegado dando vueltas como un pollo, y poder hacer recuerdos de matrices, polimonios, fracciones, radicación, potenciación y el montón de conjuntos de números... porque el profesor estaba peor que nosotros con el internet, y para rematar sin teléfono inteligente para poder dar la explicación y pare de contar...Tanto así, que algunos papás y mamás perdimos la cordura que hasta le dijimos al maestro que mejor raspara al niño porque era muy difícil ser maestro en casa... Se los digo con propiedad...

¡ah, y eso no es todo!, nos quitaron el directTV, solucionamos rápidamente con el vecino que tiene intercable, empatando un cable desde su casa y lanzándole alguito de plata pa' pagar la mensualidad y problema resuelto.

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Y la luz??? Bueno, la luz ya no es cuento nuevo, así que ni hablar de eso, el cuento nuevo es que en la semana de flexibilización nos fuimos a la casa del vecino de la esquina que estaba de cumple, bien protejidos con mascarilla por supuesto, pero resulta que estábamos tomando el trago compartiendo el mismo vaso y hasta olvidamos el distanciamiento social, porque todo el barrio fue a la fiesta y parecía la propia discoteca, todos abrazándose, tropezando unos con otros para felicitar al cumpleañero. Así somos, rompiendo todo el protocolo, porque somos muy efusivos con nuestros amigos y esa vaina de estar chocando con los codos, se nos olvida.

Y adivina que... ya sabemos a quien ir a joder mañana porque no sale desde que empezó la cuarentena en marzo, pa' salir de su casa necesita salvoconducto de su madre, y casi que me nos blanquea de pies a cabeza para poder entrar a su casa y guardando 1 metro de distancia, sin beso ni abrazo ni un carrizo nada, estilo visita en la cárcel pues. Así es la cosa.

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Hemos vendido hasta el alma al diablo, porque limpiando la casa como 10 mil veces y minuciosamente en cuarentena, matando el tiempo porque estábamos ladillao, nos encontramos con algo que había desaparecido en años, ropa con etiquetas, ropa que ya no nos queda porque engordamos, zapatos que no usamos y hasta nos convertimos en los numero uno haciendo trueques y haciendo verdes por Internet machucando el inglés.

Admirada de cuán valiente somos... nos hemos vuelto creativos, yo diría que la creatividad que nos truncaron en preescolar floreció en estos tiempos de cuarentena, muchos de nosotros nos convertimos en panaderos, pasteleros, con dotes artísticos, hemos descubierto la belleza de la familia, aunque existan algunas familias que se esmoñan (discutir, darse golpes), hemos practicado ser solidarios, ayudar al prójimo desde casa, nos convertimos en los mejores del circo haciendo malabares, porque donde come uno comen mil, hemos tenido la fortaleza de seguir adelante, extrañando a nuestras familias y a quienes hoy no podemos abrazar, de contar nuestras anécdotas de la bendita cuarentena, que por cierto ya nos tiene hartos a todos.

Pero los felicito, me felicito, porque realmente cada uno de nosotros hemos descubierto grandes habilidades durante el encierro, cada día inventando, gastando la harina haciendo pan, tortas, galletas, pastelitos y pasticho viendo videos (aunque no todos fueron satisfactorios) nos entrenamos en casa haciendo ejercicio realmente no sé si para adelgazar o engordar (esto lo digo por mi).

Descubrimos las mil y unas mascarillas naturales para el cabello, nos empatucamos la cara con tantas cremas caseras porque de tanta grasa y comederas locas durante la cuarentena, la cara se parece a la de freddy krueger de tantas espinillas e insoportables puntos negros y ni hablar de las dietas, porque somos unos chef expertos cocinando con lo que hay y hacer unos platos fascinantes en pandemia.

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Pero de algo estoy segura, cada uno de nosotros agradece tener un techo y comida a diario, por traer a casa el pan, por el trabajo digno que hacemos cada uno de nosotros, que al salir de casa pedimos llegar sanos y salvos aunque salimos con trajes de astronauta (mascarilla, lentes, guantes, suéter, gorros, bufandas, turbante, etc.,) y un arma potencial como lo es el envase con alcohol y por supuesto... Con la bendición de Dios.

Lo dice una venezolana en cuarentena, que aunque vivimos una odisea tras otra... nunca perdemos el sentido del buen humor.

Fotos de mi autoría capturada desde mi móvil HUAWEI Y9. Utilizando programa integrado de editor de caricaturas de fotos.