Conocí en persona a Evio Di Marzo en el año 2003. Sencillamente fue intercambio ejecutivo, no se entabló una amistad, mucho menos un compadrazgo, nada que ver. El motor de aquella agrupación llamada Adrenalina Caribe, que logró brillar con luz propia en medio de los baladosos de los 80, a mas de un músico hizo parar su oreja para detenerse a escuchar su fusión entre el pop con la música tropical caribeña, luego el rock con un son cubano, canciones alternativas cargadas de una letra con alto grado de sensibilidad social.
Ese señor, que lamentablemente la industria discográfica venezolana lo proyectó mas como el hermano menor de Yordano, llegaba a la ciudad del sol amada con su "Quinteto Salvaje", para mostrar lo sobrado de su talento sin necesidad de apelar a su apellido.
Italiano de pura cepa pero sacado de un molde caraqueño. Atrevido, sagaz, irreverente, creativo, sincero y consciente, compositor de un repertorio que se quedó en la memoria de muchos venezolanos y hasta el sol de hoy nuevas generaciones han versionado. Si tuviera que compararlo pensaría en Serrat... yo diría que Evio Di Marzo pudo lograr lo que el catalán hizo en todo el mundo, pero él se conformó después de aquella fama pasajera ochentera, a cultivar un sitio bohemio en los Palos Grandes en Caracas, donde además de poder comer pizza y beberte unas cerveza, cada miércoles hacía su concierto, su vente tu.
Evio Di Marzo representa esa posibilidad de no mezclar a la familia, por mas que su hermano Yordano, se llevó todas las glorias, pero sobre todo eso supo imponer su estilo Adrenalina Caribe, totalmente equisdistante a lo que su hermano consagró. Tenía un verbo crítico y poético al mismo tiempo, y así le cantó a nuestra selva, a las comunidades indígenas, a la mujer, y ahora que lo pienso en este momento, no se si era devoto de la virgen María, por aquel tema de "niña hermosa", quizás atine, quizás me equivoque, pero tenía esa sensibilidad amorosa por la mujer venezolana.
Eso sin contar al ritmo del culo de puya la canción emblema de esas primeras canciones que enarboló el sentimiento patrio y la convicción de quedarse a sembrar y hacer vida en un país que no le vio nacer, pero que hoy lamentándolo mucho lo arropara en circunstancia trágicas, asi nos compartió "Yo me quedo en Venezuela".
La noche de este lunes 28 de mayo, de un disparo certero en su humanidad, un ladrón, de esos que ya no caben mas en la Gran Caracas y que van con la mente llena de metralla y droga, se antojó de quitarle su carro, se resistió y lo demás ya lo sabemos... no la contó. Como se refirió Yordano, su hermano, en una carta, Evio Di Marzo se convirtió en otra estadística mas... una estadística que sigue oculta para el gobierno que en su momento estuvo apoyando, pero que al final del cuento no pudo cuidarlo, para morir de viejo alrededor de sus hijos y nietos, como merecemos morir la mayoría de la gente buena que hace mucho por su nación.
¿Cuántos mas de nosotros tendremos que pasar este trance? Lo adelantaron, lo obligaron a subirse en las escaleras al cielo que debió cantar y tocar con su guitarra... ¡qué vaina! Que manera tan coño e' madre de ganarse las alturas celestiales, seguramente ya tu Caracas, sin ti no vale nada.
Redactas muy bien, se nota que detrás de esta publicación hay un periodista. ¡Y de los buenos!
Muchas gracias amiga... gracias por tus elogios, me alegra que te guste.
Ese crimen de Evio es inadmisible.
Buen post, Mario.