Hoy, me voy a inmunizar, voy a proteger mi alma de los daños que produce el resentir; voy a Blindar el amor que Dios me dio, me voy a vacunar con el PERDÓN; PIDO PERDÓN Y PERDONO de corazón, me libero del rencor; porque EL RENCOR es la cárcel del alma, el grillete que encadena nobles sentimientos, el carcelero de la razón, la cárcava que nos separa de disfrutar de uno mismo, porque dirige todas nuestras energías lejos del gozo. La llave para la libertad es el perdón, es la dieta que nos adelgaza del sobrepeso y la obesidad de la amargura, el llamado a reencontrarnos en la placentera intimidad de nuestro ser y nos abona el huerto para la fe y la comunión con Dios, perdonar es instrumento de vida, es la semilla de la felicidad traída del edén, y para sembrarla debes preparar la tierra con el arado del principio de la liberación que significa perdonarse así mismo.
“De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes”.
(Colosenses 3:13)
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