Pensar en ese día a día tan hastiado, donde los de arriba solo mandan órdenes, malditos ellos que no bajan a la arena, hartura de que no me dejen en paz, si estuvieran luchando como el resto de guerreros no perderían el tiempo en nimiedades, tonterías tontunas para justificar su posición, su dotación , maldito sistema este que nos tiene agarrados por los amores, malditas las quejas propias porque no me permite ni el desahogo por lo agradecido al plato y al techo , engañados desde pequeños, aprendiendo sueños que se estrellaron en la realidad irreversible.
Meditar, reposar para frenar pensamientos de caos y no caer en la espiral de destrucción que llama a la puerta aporreando con grandes intenciones. Transformar el odio, el dolor, la animadversión en positivo, ese refuerzo que ayuda a sobrellevar el momento.
Gracias a las armas por venir a mi.
Fotografía de mi autoría.