“Elephant” (2003) una postura esteticista de un retrato juvenil ante los hechos ocurridos en Columbine.

in #cervantes4 years ago (edited)

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El siguiente ensayo pretende analizar el filme Elephant de Gus Van Sant desde una perspectiva o fuente de historia, a propósito de los eventos ocurridos en Columbine, el 20 de abril de 1999. Para ello, nos plantearemos una pregunta principal que nos permita abordar el tema. De esta manera, nuestro interés será descubrir la ideología del autor en cuanto a un hecho histórico. En este sentido, debemos preguntarnos cuál es el interés de Van Sant al enfocarse en la cotidianidad de un grupo de adolescentes. Para abarcar ésta y otras interrogantes nos hemos propuesto aplicar el análisis Narratológico y temático para descubrir el discurso propuesto por Van Sant en su obra, y de qué manera y por qué plantea una mirada esteticista para abarcar un acontecimiento histórico. Es decir, ¿Hay una postura de Van Sant en relación a la masacre de Columbine? Serán interrogantes que iremos despejando conforme avancemos.

Parte de la diégesis de Elephant, se presenta desde la cotidianidad de un grupo de estudiantes de secundaria en lo que parecía ser “un día normal”. De esta manera, la forma en cómo se entrelaza cada uno de ellos es lo que define la narrativa y de qué manera transcurre. Por esta razón, se trata de un narrador ausente, es decir, que no participa dentro de la diégesis. Sin embargo, la música del film ha jugado un papel muy importante en la estructura narratológica. Esta música se presenta, ante todo, en los planos secuencias o planos fijos. Las sonatas de Ludwig Van Beethoven, se introducen de una forma muy ligera, de manera que podamos escuchar tanto el sonido de ambiente como los diálogos. En este sentido y, al tratarse de un narrador de primer nivel, podemos atribuir a cierta objetividad en cuanto al relato de la historia y los personajes.

Una de las particularidades que presenta Elephant, es que no es un relato contado de forma cronológica. Recordemos que se trata de un día cotidiano en la vida de un grupo de individuos y es que, conforme avanza la historia, nos damos cuenta de cómo se relacionan los personajes unos con otros. Por ende, si tuviésemos que colocar la primera escena en un orden cronológico y en cuanto a la diégesis, tomaríamos la escena de Alex entrando a su casa y tomando un sorbo de leche. Empero, si consideramos los acontecimientos, entonces, comenzaríamos el relato con el personaje de Elia, caminando por el parque hasta toparse con una pareja de punks. Ciertamente en el film se dan rupturas en cuanto a la cronología del tiempo, de manera de que podamos tanto anticiparnos como ver los acontecimientos en retrospectiva. En tanto, el orden se presenta desde la prolepsis, puesto que anticipamos a hechos cuyo devenir diegético será posterior. Podemos atisbar este tipo de anacronía, la primera vez que vemos a los dos chicos entrar con armas a la escuela que, posteriormente, lo volvemos a advertir una vez que nos ubicamos en un tiempo de la diégesis anterior a los acontecimientos. La anacronía se define como externa y, al observar escenas previas a la masacre, nos ha permitido cerrar el inicio y final del tiempo diégetico.

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El modo en que el relato representa la historia, es lo que distingue la cantidad de información narrativa. En este sentido, tanto Genette como Pimentel, formularon teorías acerca de la modalidad de la representación. Por tanto, comprendemos que existen dos instancias reguladoras que tienen que ver tanto con el personaje como el narrador. En este sentido, y tal como indica Genette, es menester preguntarnos cuál es el personaje que orienta la perspectiva narrativa. A mi parecer, cada uno de los personajes, es decir, aquellos que están presentados en el film con intertitulos, son los que ayudan a ver el relato y a orientar el mismo. No obstante, la pregunta relevante está en descubrir cuál es la instancia del narrador que habla, o en otras palabras, cuál es el foco narrativo.

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No hay como tal un personaje al que podamos centrarnos, a no ser, tal vez, el de Alex y Jhon. Sin embargo, a lo largo del film no presenciamos un arco dramático que nos permita orientar el relato a partir de un personaje. Ahora bien, para entender el tipo de focalización, hemos decidido utilizar un criterio en donde tomaremos en cuenta tanto a dos de los personajes del film, como la totalidad de la obra. Para empezar, si consideramos a cada uno de los personajes, el tipo de focalización es externa, pues nunca podemos ingresar a la consciencia de ninguno de ellos y apenas vislumbramos el papel que juegan dentro del film. Sabemos que Van Sant ha querido mostrar una variedad en las distintas personalidades que existen en una escuela secundaria, y de qué manera éstos se relacionan entre sí. Sin embargo, este hecho sólo nos permite ubicar el foco en un punto del universo diegético y no propiamente en el relato. Es decir, se trata de un punto de vista elegido por el narrador y que, por tanto, “excluye toda posibilidad de información sobre los pensamientos de cualquiera de ellos”. Se trata de una limitación cognitiva impuesta por el propio narrador. En este sentido, lo que nosotros podamos entrever será desde las acciones y los diálogos. De esta manera, podemos decir que el interés de Van Sant estaba en mostrarnos cada uno de los universos (muy superficialmente) de estos personajes. Apenas sabemos sus nombres, qué hacen o con quienes se relacionan dentro del instituto, es por ello que vemos a antisociales, atletas, aficionados y gente popular como marginada. Algunos de ellos, incluso, nos llegan a mostrar algo más: Las enfermedades mentales como: anorexia y bulimia; la falta de estima, el alcoholismo, el rechazo, el resentimiento… todo esto como parte del discurso del film.

Ahora bien, si tratamos el punto focal desde dos personajes –Jhon y Alex- podemos decir que el tipo de focalización es otro. En este sentido, el foco del relato está en el personaje de Alex, pues es de quien tenemos mayor información narrativa, además de ser quien conduce el final de la trama. No obstante, es importante considerar que el personaje de Jhon no sólo es el primero que advertimos al inicio del film, sino también el más recurrente, puesto que aparece desde el punto de vista de otros personajes. Además, es menester recordar que es desde la perspectiva de Jhon, que comenzamos adentrarnos en el detonante del film, una vez que vemos a Alex y su compañero entrar al instituto vestidos como militares y con armas de fuego. El diálogo que se da en esta escena nos revela lo que pasará más adelante, por consiguiente, observamos que este tipo de focalización puede estar mediado por la perspectiva narrativa y la elección o no de un punto de vista limitado. Es decir, qué tan confiable son los puntos de vista narrados desde estos personajes. En este caso, Pimentel señala los cuatro tipos de perspectiva que organizan un relato, las cuales van de la mano y tienen que ver con: el narrador, los personajes, la trama y el lector. Empero, cada una de estas perspectivas, toma en consideración siete características que restringen el relato. Para el análisis tomamos en cuenta tres de ellas: ideológico, ético y estilístico.

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En todo el film la cámara sigue a los personajes en largos planos secuencia o los observa desde afuera, es decir, de lejos o desde otra habitación. En este sentido, la cámara está al margen de los personajes, “intentando por todos los medios que se olvide el aparato de filmación”. Hay, sin duda, una ilusión de transparencia que está aunada a la cognición del narrador con los personajes. En este sentido, lo que se sabe y lo que se ve, está más o menos mediado. Se distingue una autonomía del narrador que a su vez tiene que ver con una elección estética. Van Sant nos ha mostrado la misma escena contada desde otros puntos de vista (o tiros de cámara); toma a distintos personajes y desplaza la cámara con ellos. Los travelling, dollys, seguimientos y movimientos 360° (el cual presenciamos en la escena del cuarto, cuando Alex toca el piano: la cámara hace un movimiento 360° dos veces) actúa no sólo como propuesta estética, sino también desde un punto de vista objetivo.

Ahora bien, tal como mencionamos en un principio, hay una presencia de música homodiegética que escuchamos a lo largo del filme, incluso durante algunos diálogos. En Elephant ubicamos varias escenas en donde coexiste la presencia de diálogo, sonido y música. Podemos reconocer que la música disminuye para darle importancia a algunos diálogos o sonidos fuera de campo. En vista de que hay escenas grabadas varias veces desde otros puntos de vista, lo mismo sucede con el registro sonoro. En este sentido, existe un ejemplo, tal vez el más importante, de todo el filme. La primera vez que vemos a Elia y Michelle en la biblioteca, lo hacemos desde el punto de vista del primer personaje. Repasemos: Elia sale del cuarto de revelado, la cámara lo sigue por el pasillo hasta encontrarse con Jhon, a quien le pide tomarle una foto. Anteriormente ya habíamos visto esto, pero desde el otro lado del espacio, es decir, desde un contra plano, o desde la perspectiva de Jhon. Podríamos mencionar que el tipo de óptica en esta perspectiva es un gran angular de 28mm, aunque no es algo que nos importe en este momento. Bien, a medida que seguimos a Elia caminando por el pasillo, poco a poco se introduce una música homodiegética, a medida que escuchamos el sonido de los pasos. Una vez que Elia se detiene –y la cámara también- a tomarle la foto a Jhon, se escucha el sonido del timbre de salida y observamos al personaje de Michelle que entra en cuadro y corre por el pasillo. Nos damos cuenta que la música baja para permitir la entrada del diálogo y la advertimos, nuevamente, una vez que el personaje continúa su camino hasta la biblioteca, donde un diálogo fuera de campo entre Michelle y el bibliotecario hace que la cámara se desplace hacia este personaje. Michelle toma unos libros y pareciera ubicarlos en la estantería, pero el sonido de un diálogo se introduce en un fuera de campo, espaciotemporal diferente a ese momento.

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La primera vez que vemos esta secuencia es desde la perspectiva de Jhon. Michelle sale corriendo y aparece desenfocada. En este punto aún no la reconocemos, puesto que el personaje no ha sido introducido aún.

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advertimos el mismo momento. Esta vez desde la perspectiva de Elias. La temperatura y el uso del lente cambia para adentrarnos en otro ambiente.

La segunda vez que se repite la acción, es desde la perspectiva de Michelle. Tal vez con el uso de un lente 50 mm. La cámara sigue al personaje desde un plano medio dorsal. Vemos desenfocado a Elia unos pasos delante de Michelle y, la misma música que reconocimos desde la perspectiva de Elia, se introduce y baja nuevamente para darle importancia al diálogo entre Elia y Jhon. Esta vez, la cámara no se detiene en el momento que es tomada la foto. Se escucha otra vez el sonido de timbre de salida y Michelle acelera el paso hasta entrar a la biblioteca. Ahora vemos –no como un sonido fuera de campo- al bibliotecario que llama a Michelle para que organice unos libros en la estantería. Michelle se dirige hacia la estantería y comienza a acomodar los libros. Un sonido fuera de campo hace que Michelle voltee a ver de forma extrañada. Sin embargo, no lo advertimos hasta la tercera y última vez, cuando Alex y su compañero entran a la biblioteca y cargan el arma. Advertimos a Elia que voltea y “dispara” una foto. Suponemos que dispara porque lo vemos, pero no lo escuchamos, ya que sólo advertimos a un “silencio” incómodo, pues sabemos qué es lo que va a pasar de ahora en adelante. De inmediato, el personaje de Michelle queda silenciado por un disparo.

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Desde la perspectiva de Michelle, nos cruzamos nuevamente con Elias.

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En el último momento es cuando, finalmente, sabemos lo que ocurre.

Van Sant nos ha demostrado que sabe más de lo que creemos. Por ende, ha sabido de qué manera y cómo develar ciertas informaciones. El orden en cómo lo ha narrado, desde qué puntos de vista y cómo lo escuchamos, nos ha permitido anticipar ciertos hechos. Ahora bien, hay una escena que se ubica en un espacio y tiempo anterior a los acontecimientos. Observamos a Alex y a su amigo en la casa. Éste toca el piano –una sonata de Beethoven, claro está- compran armas en línea y practican con videojuegos de acción. Observan un documental de Hitler –aquí hay una relación de los personajes con la ideología- y, una vez que tienen el arma en sus manos, realizan una prueba en la cochera de la casa, disparando hacia un montón de troncos apilados. Esta escena es el intermedio entre el punto de vista de Elia y Michelle que, al mismo tiempo, se entrelaza con el punto de vista de Jhon, donde advertimos a los personajes entrar con armas de fuego por primera vez.

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La escena intermedio en casa de Alex, que tiene lugar antes de los hechos.

A estas alturas es importante reconocer el tipo de comunicación que ha empleado Van Sant para narrar los hechos. Sin duda, se trata de una función estilística en cuanto a acontecimientos históricos. En ningún momento nos ha dado a entender, que los eventos ocurridos en Columbine el 20 de abril de 1999, sucedieron de esta manera. La crítica de Van Sant va más allá de establecer una postura entre lo que está bien y mal. Sin duda, gran parte de la temática tiene que ver con la violencia y nuestra incapacidad de reconocerla. Había leído que el título del film, Elephant (elefante en inglés) es una analogía cuando no vemos un elefante en una habitación. En este sentido, Van Sant pone de manifiesto nuestra incapacidad de percibir la violencia y es que, ¿Quién podría imaginarse que esto sucedería en un instituto? ¿Quién pensaría que dos estudiantes que parecían “normales” fuesen dos antisociales? ¿Acaso Van Sant nos ha manifestado una postura donde se justifiquen los hechos? A mi parecer no. La particularidad que presenta este film es que nunca hay una justificación –buena o mala- de por qué dos individuos entran a su propio instituto a matar a gente inocente. Gente inocente, podríamos decir, ya que en el filme sólo vemos de manera muy superficial cómo es su vida en un día cotidiano.

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La isotopía principal, sin duda, tiene que ver con la violencia. Pero ¿Por qué se desata esa violencia? En el filme existe un plano –tal vez el único punto de vista desde una ocularización interna primaria- donde advertimos al compañero de Alex, jugar un videojuego de acción, en el que va matando gente con una ametralladora. Posteriormente, vemos cómo juegan con armas de verdad, mientras liquidan a personas como si se tratase de un juego. ¿Acaso el discurso que nos intenta decir Van Sant, es que la violencia se debe a los videojuegos? Tal vez sólo asome la idea, sin embargo, nos parece determinista afirmarlo, pues su postura ha sido totalmente objetiva durante todo el filme.

Van Sant no se preocupó en decir cómo sucedieron los hechos en Columbine. Sólo ha tomado un acontecimiento y nos ha planteado su propia postura con respecto a la masacre. Por ende, el relato se cuenta –o muestra- desde varios puntos de vista que, en primera instancia, parecen superficiales, pero al realizar el análisis hemos entendido por qué ha decidido construir la estructura de esta manera. En este sentido, repasemos lo que señala Ferró en cuanto al filme como fuente de historia:

¿La hipótesis? Que el film, imagen o no de la realidad, documento o ficción, intriga auténtica o mera invención, es historia. ¿El postulado? Que aquello que no ha sucedido, las creencias, las intenciones, lo imaginario del hombre, tiene tanto valor de Historia como la misma historia.

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Los dos momentos en que vemos a Alex y Eric entrar al colegio. En el fotograma de arriba lo vemos desde la perspectiva de Jhon.

La ideología de Gus Van Sant se ha manifestado desde una postura esteticista, con música de Beethoven, que ha sido parte de la construcción del espacio fílmico y el registro de la imagen. Rara vez, algunos diálogos nos introduce a otros conflictos, como: el alcoholismo, la bulimia, los problemas familiares, el rechazo y el desapego. Así son cada uno de estos personajes en un día cotidiano de sus vidas. El mundo adolescente, los problemas a los que se deben enfrentar tanto en su entorno familiar como social. Cada uno de ellos tiene sus propios conflictos, unos más severos que otros. Por tanto, ¿Cómo vemos la violencia? O ¿En quién la vemos? Es decir, ¿Es posible reconocerla? Nunca imaginamos dónde puede estar y menos en un país donde adquirir armas de fuego y municiones es tan fácil como ir a Walmark a comprar frituras.

Un año antes de estrenarse Elephant, el documentalista norteamericano, Michael Moore estrena Bowling for Columbine, donde muestra una postura determinista en cuanto al uso desenfrenado de armas de fuego en Estados Unidos; los gremios que apoyan y defienden el uso y adquisición de estas armas y la cantidad de asesinatos que suceden a diario por no haber un control en la compra y venta de municiones. Casualmente Moore, como documentalista homodiegético/intradiegético, no pasó por alto la masacre del 20 de abril de 1999, incluso fue más allá en mostrarnos su postura y en buscar –quizá, hasta comprobar- un fin de por qué dos individuos inician una masacre en su propio instituto

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Lo que planteó Moore en su documental no fue lo que le interesó a Van Sant para mostrar su punto de vista. Ha decidido pensar más allá del problema, el postulado no ha sido tanto su imaginación al replantearse un evento histórico, sino la manera en cómo ha decidido narrarlo, tomando un hecho basado en la vida real para hacerlo atemporal. Atemporal, porque hemos visto y analizado su obra desde una postura estética, aquella que sin duda perdura en el tiempo. El gran discurso de Van Sant en su filme, nos ha hecho cambiar de parecer pues, ciertamente, en un país donde no existe control de armas, cualquiera puede ser el elefante de la habitación.

Referencias Bibliográficas:

-FERRÓ, Marc. “Perspectivas en torno a las relaciones Historia-Cine”.

-FERRÓ, Marc. (2008) “El cine, una visión de la historia”. Ediciones AKAL. Madrid, España.

-GAUDREAULT. Y JOST, F. (1995) “El relato cinematográfico. Cine y Narratología”. Paidós. Barcelona.

-ROFFÉ, A. Apuntes sobre la relación imagen-sonido (mimeo). Caracas, s/f.

-PIMENTEL, L. A. (1998) “El relato en perspectiva. Estudio de teoría narrativa”. Siglo XXI Editores, México.

  • GENETE, G. (1989) Figuras III. Editorial Lumen, Barcelona.

Los fotogramas son capturas de pantalla editadas por mi. El texto pertenece a mi autoría.

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Waou hace poco me llego una fracción de una escena y me dejo las ganas de ver la película, me hiciste recordarlo con tu post. Saludos.

Gracias. Saludos.

Elephant y Good Will Hunting, son dos de mis películas favoritas de Van Sant, mientras leía su reseña trataba de recordar las muchas escenas de este film porque tengo mucho tiempo que no la he vuelto a ver, debe ser por lo triste de la historia de Michelle, es de esos personajes que piensas de lo que pudo ser y si mal no recuerdo es la primera victima de Eric y Alex, es una historia cruda y lamentablemente seguirá siendo actual.

Concuerdo contigo. Los personajes no tienen grandes diálogos. No hay un personaje central, tampoco conocemos sus pasados, más allá de lo que nos muestran, pero nos muestran justamente eso que nos hace pensar en la gente que está a nuestro alrededor. El uso de la cámara y los distintos lentes que usó, le da otra narrativa a la historia.