La semana pasada hablé sobre un thriller legal (Dark waters) cuyo enlace podrán encontrar al final de este post y luego de eso recordé otro drama de corte judicial que vi hace algunos meses. Tras constatar que no había subido su reseña entonces, se las traigo hoy.
Conviction es una película de 2010 dirigida por Tony Goldwyn (Scandal, Without a trace) y protagonizada por los ganadores del Oscar Hilary Swank y Sam Rockwell, junto a Juliette Lewis, Minnie Driver, Melissa Leo y Peter Gallagher. Cuenta la historia, basada en hechos reales, de Betty Anne Waters (Swank) y su hermano Kenny (Rockwell) quien en 1983 fue condenado a cadena perpetua por un asesinato que decía no haber cometido. La duda está presente desde el inicio porque Kenny tiene un historial amplio, aunque no tan grave, con múltiples entradas a prisión y una actitud de mala conducta. Digamos que, en el pueblo, es el caso típico de bravucón a quien la policía interroga primero siempre que ocurre algún crimen. Cuado Kenny fue arrestado y condenado a prisión de por vida, Betty Anne trabajaba como camarera en un bar, tenía 28 años de edad, un divorcio encima y dos hijos. En otras palabras, con su sueldo y su vida, era poco (o nada) lo que Betty Anne podía hacer por su hermano, quien comenzó a cumplir su sentencia.
Mientras vemos cómo se desarrollan los eventos, el film también nos muestra el pasado de los hermanos, su niñez, la adolescencia y la forma en que siempre han sido un apoyo el uno para el otro. Más que con sus padres o sus amigos, los hermanos siempre han podido contar el uno con el otro y esta situación, aunque más compleja, no será la excepción. Completamente convencida de la inocencia de su hermano, a pesar de su complicada vida personal, Betty Anne toma una decisión que cambiará la vida de los dos: comenzar a estudiar derecho para representar legalmente a Kenny en un juicio e intentar demostrar su inocencia.
Se dice en dos líneas, pero es una tarea titánica. No sólo por el tiempo que le puede tomar a una persona graduarse de abogado, sino que a eso hay que sumar que Betty Anne es madre de dos pequeños, lleva un hogar a cuestas y tiene que trabajar para matenerlos mientras estudia. Por otro lado, ya hubo un juicio, pruebas, testigos, declaraciones, todo señalando e inculpando a Kenny por el asesinato, ¿qué espera encontrar ella con su cero experiencia en casos? ¿cómo piensa revertir la situación? En una conversación normal, sobre lo costoso que puede resultar contratar a un abogado, alguien puede decir "prefiero defenderlo yo misma", pero de ahí a que lo diga en serio, convirtiéndose en un ejemplo de estoicismo, solidaridad y entrega, hay mucho trecho. A eso, hay que sumar la situación de Kenny, confinado mientras pasan los días, los meses, los años, agradeciendo sí, el sacrificio y el esfuerzo de su hermana, pero más de una vez a punto de perder las esperanzas.
Esta es una historia de amor. Abundan en el cine los sacrificios románticos o de un padre por sus hijos, de una madre, de un amante, pero son menos frecuentes las historias de amor entre hermanos y menos aún de hermanos de sexo opuesto. Eso, sumado a la trama en sí y al agregado de ser una historia de la vida real, hacen que valga la pena ver esta película. Tiene un dirección y unos recursos técnicos aceptables y grandes actuaciones de una dupla principal reconocida que se entrega de lleno a la interpetación, pero todo ello se pierde un poco de vista ante la situación, la historia de Betty Anne y sus intentos por sacar a su hermano de la cárcel, que roba toda nuestra atención. Valorando el conjunto, da para un 6,5/10 pero la recomiendo porque sin ser una obra sobresaliente, es un drama bien escrito y que cuenta una emotiva historia, diferente a otras, sobre la cual vale la pena reflexionar ¿estaríamos dispuestos a sacrificarnos de esa forma por un hermano?
