De esta manera transcurre un día viernes por la tarde en mi natal Barcelona, el transitar de los automóviles es casi nulo, la tranquilidad se apodera del espacio urbano a pesar de las dificultades de seguridad que vivimos día a día en nuestra Venezuela, más allá de todo aquello que nos aqueja, siempre existe ese momento de descanso oportuno para la mente y el cuerpo.
Esta fotografía, tomada a través de una ventana me proyecta hacia el vacío de la mente, hacia la infinita realidad mortal de la materia y del esplendor espiritual que cada ser humano vive en la medida que medita y contempla su vida, su pasado, su presente, su futuro...
Así mismo se vislumbra en la profundidad de la fotografía la infinidad de mi ciudad, en cuanto imagino cada calle, cada establecimiento, y cada una de las personas que diariamente hacen vida en sus plazas, en sus iglesias y en sus centros comerciales, Barcelona inspira por su historia, por su tradición, seamos participes de iniciativas como estas de #colorchallenge para promover las bondades de nuestras ciudades y el día a día de nuestras vidas!