MUJER DE ARENA

in #cuentos2 years ago

MUJER DE ARENA

Antes de amanecer, Mario llega desolado a la playa desierta de Mar de Ajó.
Sus lágrimas saladas caen sobre la arena que aún está fría.
Y al llegar a la orilla se mezclan con el mar, que es salado por haberse regado con millones de lágrimas a través de los tiempos.
Un amor no correspondido lo ha destrozado. En vano fue representarla en 16 esculturas de madera, bronce y piedra.
Para él, su fuerza y pasión por el arte carece de sentido sin su musa inspiradora.
Se arrodilla en la arena, como pidiendo perdón, o tal vez suplicando a los elementos una última oportunidad para devolverle la vida. Y en medio del llanto, saca fuerzas para gritar su nombre y le reclama al mar:
_¿Qué sabés vos de amor? ¿Qué sabés, aparte de ir y venir?
Una idea lo ilumina como los primeros rayos del Sol, que de a poco va asomando por el horizonte.
Y aún llorando rasga la arena húmeda y la va apilando, dándole forma: primero un torso, la cabeza, brazos y piernas.
Su llanto se ha transformado en fuerza e inspiración creadora.
Su rostro se encuentra serio, como siempre lo estuvo al crear 16 obras sobre ella. La arena es buena materia para moldear, piensa, mientras que le da forma a senos, cadera, glúteos, de su amor imposible.
Así, se detiene más tiempo en los detalles de la cara y el pelo.
El sol va asomándose, lenta e imperturbablemente.
La mujer de arena ya está concluida. Mario la observa de lejos y es como real. Falta que con su mano lo invite a sentarse junto a ella. Él, como un loco, obedece y se aproxima, colocándose muy cerca, pegando su cuerpo sobre la arena fría. Y se adormece.
Y como una visión, distingue una persona que se acerca, la brisa despeina su larga cabellera y mueve su solero como si fuera una bandera…
Ella lo despierta besándolo en la mejilla, diciéndole sonriente: ¿para que te acostás con una mujer de arena, si me tenés a mí, de carne y hueso?
Y Mario se levanta, caminando junto a ella muy abrazados, hacia la playa.
La mujer de arena queda sola. Ahora llora, y las olas la alcanzan transformándola en unas hilachas de barro que se pierde en el mar.
Lo último que queda es la cabeza, cuyos ojos imaginarios ven una pareja que se aleja, antes de ser devorada por una fuerte ola…