No sé qué fue lo que hice, no recuerdo bien ese día el cual me culparon por el accidente ocurrido en el hospital. Lo único que puedo recordar son las llamaradas sobresaliendo de los pisos 11 y 8, además de como los pacientes, enfermeros y enfermeras, gritaban de dolor y desesperación ya que fueron alcanzados por las llamas.
Estoy confundido y a la vez me siento culpable, unos oficiales me llevaron a la estación de policía para interrogarme, me preguntaron ¿por qué lo hice?
No supe explicarles, yo les dije que no tuve nada que ver con lo ocurrido en el hospital. Me llamaban asesino, cobarde y degenerado, de hecho, uno de los oficiales que estaba en el interrogatorio me golpeó fuerte en la cabeza y me dijo –No mereces vivir maldita basura.
Era la tarde, estaba en el bloque A, mi celda estaba muy descuidada, el colchón de la cama estaba destruido y se le sobresalía los resortes, las paredes estaban agrietadas, lo suficiente para que entraran y salieran las cucarachas y otros bichos. Al momento de la hora de la comida, me sirvieron una espesa masa amarillenta, acompañada de avena desabrida, un trozo de pan viejo y agua. Cada mesa que iba, los reos me negaban sentarme a su lado y me miraban con cara de desprecio y por lástima me terminé sentando en un rincón. A la anochecer, no podía dormir, pensando en ¿por qué terminé en este lugar? unos guardias entraron y me sacaron de mi salda a patadas, me llevaron a una sala oscura, en donde me golpearon con unas porras, la tortura duró muchas horas.
Al dejar de golpearme, me llevaron al patio de la cárcel, en donde pasé toda la noche. Un reo me despertó, el cual me preguntó ¿por qué lo hiciste? No le supe contestar ya que no recordaba nada. El me llevó a la enfermería, tengo las costillas fracturadas, me tomaron varios puntos en la espalda, en el abdomen y en la cabeza. Me quedé todo el día en mi celda, en donde escuché a unos reos decir que en la tarde va a llegar un tipo que tiene que ver con el suceso ocurrido en el hospital, pensé que esa persona me ayudaría a recordar. Eran las cuatro y media de la tarde, el sujeto llegó y fue trasladado muy cerca de mi celda, tuve la oportunidad de ver cómo era, se puede decir que era un joven de unos dieciocho o veinte años, su etnia era moreno y tenía el brazo izquierdo enyesado. Al día siguiente, encontré al sujeto sentado en las escaleras del segundo piso de la cárcel, me acerqué calmadamente, al sentarme a su lado, se me quedó mirando con temor, como si yo le fuera a hacer daño, pero le dije que no sintiera temor por mí, que me ayudara a resolver mi problema, pero él me dijo – no te me acerques por favor-.
La situación empeoró, el sujeto se alejó corriendo, me sentí confundido aún más.
Pasé todo el día en mi celda, tratando de recordar lo del hospital, estaba acostado en el colchón destruido, no le prestaba mucho la atención la incomodidad por los resortes, cerré los ojos para quedarme en paz, solamente en dos minutos, puede recordar un fragmento del incidente, en que veo a unos hombres vestidos de trajes de color negro y con sombrero, que caminaban tranquilamente sin notar el caos, uno de los hombres se me quedó observando fijamente, hasta que se subió en una furgoneta gris. Perdí la vista de la furgoneta ya que hubo una explosión en la sala de emergencias, tres enfermeras no pudieron escapar de la explosión. No pude recordar más ya que un guardia estaba golpeando los barrotes de mi celda con su porra, lo hiso para molestarme. La noche cayó rápidamente acompañada de un silencio del averno, hacía frio, sentía como la sangre se me congelaba, hubo un momento en que se escucharon varios pasos fuerte, eran los guardias, pensé que me haría lo mismo la noche pasada, pasaron de largo, escuché golpes secos, los guardias estaban golpeando al sujeto del brazo enyesado, me pude dar cuenta, lo golpeaban para darle la bienvenida. El día estaba nublado, con vientos huracanados, me despertó el sujeto, sentí pena por él, ya que la cara estaba hinchada de los golpes que le dieron los guardias, me despertó para que lo acompañara a ir a la enfermería, durante el camino, noté que había unos reos y guardias reunidos, me acerqué y lo que observé fue el cadáver de un reo colgando de unos de los tuberías de agua que estaban en el techo, murió por cinco puñaladas, dos en el cuello y las demás en su estómago. Al llegar a la enfermería, notamos que estaba cerrada. El hombre estaba triste, nos devolvimos para ir al comedor, mientras que caminábamos, le pregunte su nombre, se llamaba Luis, el me preguntó ¿por qué lo hiciste? Le dije que no sé, aunque le pregunte lo sucedido en el hospital, se detuvo, me miró fijamente y me dijo – Al llegar al comedor te lo diré-
Llegamos, el menú de hoy era puré de papas con pollo. El sujeto a duras penas podía comer, le recordé la pregunta que le hice cuando lo acompañe a la enfermería. Me contó qué en ese día fue a visitar a su madre que estaba en fase terminal debido a un cáncer de estómago, antes de entrar al hospital, se detuvo para comprar un café y unas flores para su madre, cuando entró, notó que en la sala `principal estaban varias enfermeras atendiendo a unos pacientes que tenían problemas para respirar, pero no solo fue eso lo que notó, observó a los hombres que estaban vestidos de trajes negros, tenían unos portafolios que no eran comunes, se dirigió al ascensor y presionó el botón del piso cinco. Al momento de salir del ascensor, observó a muchos doctores, enfermeros y enfermeras corriendo por los pasillos, él dijo que se alarmó un poco, fue corriendo para la habitación donde estaba su madre, antes de que el llegara para abrir la puerta, hubo una explosión muy grande, lanzándolo legos de la habitación, uno de los escombros cayó en su brazo izquierdo, con mucho dolor y desesperación, quitó el escombro de su brazo, se percató que una nube de humo en el pasillo, fuego por todas partes, cuando se dirigió al habitación de su madre, observó con pavor, ya que la habitación estaba toda destruida, entró y lo que más lo llevó a una crisis emocional fue al ver que el cuerpo de su madre estaba regado por toda la habitación, hubo otra explosión, le dio tiempo para salir del piso, las escaleras estaban llenas de escombros, al llegar al piso cuatro, notó que tres de los hombres de traje estaban pegando uno de los portafolios en las paredes, eran bombas, ellos no se dieron cuenta de su presencia. Me contó que al momento de irse del piso cuatro, entraron al ascensor para luego sacarme, los perdió de vista, ya que el techo del piso se colapsó, se dirigió a las escaleras. Durante el recorrido para encontrar la salida, el caos lo rodeaba con pacientes, doctores, enfermeros y enfermeras quemándose, aplastados por escombros o incluso muertos por asfixia por el humo, al llegar al piso dos, fue interceptado por los sujetos quienes lo llevaron a un rincón para golpearlo pero, antes de que lo dejaran, explica que el me observa confundido, como si me hubieran sedado pero que me acerqué a él para luego darle un golpe fuerte en la cabeza que lo dejó noqueado. Cuando se despierta, observó que varios policías lo llevaban en una camilla con las manos esposadas, donde lo culpaban ya que lo encontraron con una escopeta recortada en la mano derecha, antes de que lo montaran en la patrulla, pudo notar que los sujetos me dejaron cerca de la sala de emergencias, estaba dormido. Fue difícil digerir todo lo que él me explicó, le pregunté su nombre, se llamaba Leopoldo. Antes de dirigirnos a nuestras celdas, hubo una pelea, ya que un reo lanzó su cacerola a la cabeza de otro reo, los demás reos se les unieron a la pelea, todos contra todos, era un huracán de golpes, patadas y sangre, traté de salir de ese problema, pero no pude ya que un reo me tacleó por la izquierda, los guardias llegaron con escudos y porras, al momento de que dieron orden, noté que Leopoldo estaba en el suelo, retorciéndose en el piso, le dieron unas apuñaladas en el estómago, los guardias no hicieron nada, más que ver como se desangraba hasta morir, yo gritaba a los guardias para que le dieran primeros auxilios, pero ellos me ignoraron. Cuando murió Leopoldo, los guardias preguntaron quién fue el que lo mató, Un grupo de reos me señalaron, hasta que todos hicieron lo mismo, yo les dije que yo no fui, pero los guardias les hicieron casos a esos malditos
continuara...
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