historia de una amiga mia me siento super orgulloso de ella

in #espanol6 years ago

Desplazados, Refugiados, Migrantes... Para mi hace unos 10 años eran palabras lejanas, pertenecientes a países en guerra, en profunda pobreza y crisis. Realmente no imaginaba algún día pertenecer a este grupo. Para mi Venezuela era un país de oportunidades infinitas, un país donde el que se preparaba y daba lo mejor de sí, podía alcanzar todas sus metas. En el 2013 me di cuenta de que para mi generación la cosa no iba a ser así, que las puertas cada vez se iban cerrando más y las oportunidades se hacían inexistentes. En 2015 me convertí en migrante. “Los caminantes” cómo nos llaman ahora, personas humildes, pertenecientes muchas veces a los estratos sociales más bajos, son los que salen ahora, no pueden pagarse un pasaje en bus, ni mucho menos un boleto aéreo, así que deciden hacer uso de lo único que puede sacarlos: sus pies. Caminan 11 horas al día y 5 de noche, duermen a la intemperie, muchas veces sin comida, sin agua, sin dinero, con ropa no diseñada para los distintos terrenos y climas que encontraran en el camino... a la buena de Dios como dirían. Y esto durante incluso 20 días o más. Personas que hacen su camino con la ayuda que reciben de quienes los ven al transitar. Papá, no sabes el enorme orgullo que siento al saber que eres una de esas personas, que ya has ayudado con lo poco que tienes a cerca de 200 personas, que has dado luz en medio de tanta oscuridad. Se que ahora somos el “tema de moda” de los medios, “el foco de odio” de muchas personas y que dentro de todos nosotros hay gente mala, gente aprovechada, gente que hace daño, pero los buenos somos más. Y cómo muestra estás tú papá. Tú y tu obra. Así que comparto con ustedes el artículo y cito finalmente un párrafo del mismo: Cuando vea un caminante Ayúdelo, apóyelo, regálele agua, una sonrisa, un saludo fraterno. Si no tiene nada que darle, no lo insulte, no lo mire mal; alguien que ha caminado durante días seguro no tendrá el mejor aspecto. La huida es la salida más difícil. La próxima vez que vea a un caminante, mejor dígale: “Caminante, sí hay camino”.

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