Me acuesto con el sonido de su risa aún resonando en mis tímpanos. Cierro los ojos y, lejos de conciliar el sueño, sueño, sí, pero despierto. Sueño con la mañana siguiente, cuando despertemos a nuestros hijos y desayunemos todos juntos, cuando volvamos a hacer retumbar las paredes de nuestro nido con la vibración de las carcajadas de nuestros dos pequeños... Sonrío, las lágrimas se escapan del interior de mis ojos pero ésta vez no hablan de mi madre, no cuentan historias ni de mi Yaya ni de mi Madrina..., no, ésta vez saltan recorriendo mis mejillas besándome con la sensación de la más completa FELICIDAD. Lo tengo todo, comparto mi vida con una familia que me encantaría que mamá conociera para que pudiera ver lo orgulloso que estoy de ella...
Gracias.
El año que viene, seremos uno más...........
(12/2015)