Una de las cosas que define la gastronomía actual es que no solo vale con los sabores. No vale con que un plato esté bueno sin más, te tiene que entrar por los ojos, antes de dar ese primer bocado tú cerebro tiene que dar la orden a tus glándulas salivales de que empiecen a trabajar a tope para poder digerir esa comida lo más rápidamente posible y que llegue al estimado sin problemas de lubricación.
A día de hoy eso es algo casi obligatorio, sobretodo en esos restaurantes de alta cocina cuyos platos son puro arte. El colocar cada integrante del plato en la posición perfecta de modo que esa belleza haga que esas glándulas salivales tengan que darlo todo en cada bocado.
Aquí os pongo un ejemplo de esos platos que son pura belleza…
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