La pelea de los compadres


El escenario político nacional ha vivido una gran cantidad de separaciones entre amistades y familiares, rupturas que han creado polémicas e interpretaciones dando fuerza a los llamados chismes o historias locales sobre la razón de los hechos.

Entre ellos destaca la ruptura entre los compadres, Cipriano Castro y su segundo, Juan Vicente Gómez, a quien se le ha acusado de traición pero muy poco se conoce sobre las razones por las cuáles, ellos se vieron enfrentados, luego de una larga amistad.

De Caracas a Encontrados


La llegada de Cipriano a Caracas inició una nueva etapa conocida como la “Hegemonía Andina”. Gómez fue nombrado por su compadre como Gobernador de Caracas, pero quedaba un Estado sin controlar y paradójicamente se trataba del Táchira, lugar de origen de ambos.


Ante esa situación, Cipriano considera que el hombre indicado para aquella tarea era Juan Vicente. Caracas era ajena para el ganadero andino, mientras que en el Táchira otra era la historia.

Juan Vicente viajó por mar, para llegar a Maracaibo y luego desde la “tierra del sol amada” volvería a navegar para llegar a Encontrados, donde se dirigirá hacia Táriba. Era su primer viaje por barco, medio por el cual se logró trasladar a las tropas desde Caracas hasta el Táchira con el menor desgaste posible para la época.

Al entrar al Táchira, los caudillos que controlaban la región, el general Juan Pablo Peñaloza y Joaquín Corona, huyeron sin hacer resistencia. La recepción de Gómez fue de bienvenida, pero aquel hecho marcaría el tránsito hacia el primer desencuentro con su compadre, Cipriano Castro.

Liderazgo y Paranoia

«Me propongo a desarrollar una política amplia y de garantía para todos»
Uno de los errores que se puede considerar que cometió Gómez, fue llevar a su lado como Secretario al Dr. Samuel Niño, un hombre dado a las intrigas triviales. Este no tenía buena estrella entre los seguidores de Cipriano.

Gómez, al llegar, se encontró con un Estado caótico, y tuvo que poner control sobre la situación de forma rápida. Aunque Corona había dejado a los presos sueltos, al poco tiempo, las tropas de Juan Vicente ya se habían hecho cargo.

El cultivo del café y la ganadería se vieron fortalecidos con la presencia del nuevo gobernador. El éxito de su gobierno se transformó en prestigio y Cipriano no tardó en enterarse.

El primer inconveniente se da, cuando Celestino Castro, hermano de Cipriano Castro, se opone a la presencia del Dr. Niño como Secretario de Gómez, pero esto solo formó una parte de las intrigas que afectaron la situación. Los más cercanos a Castro se dedicaron a conspirar. El presidente, ante la información que recibía, preguntó en una carta a Gómez si estaba dispuesto a volver, donde la respuesta, terminó de desatar los miedos que tenía:

«No tengo inconveniente alguno en acompañarlo y velar por su existencia, pero de todos los mozos que nos acompañaron a Caracas y de todo lo que sirve, pues el Estado solo confía en mi y a mi solo obedecen... Hoy en el Táchira ya no se sabe lo que es un muerto a bala o machete ni a nadie se veja o estropea como venía siendo la costumbre... »
Aparte, Gómez tenía acusaciones de haber usado fondos del Estado para sus negocios personales, y en carta, afirmó a Castro que tenía intereses personales en el Táchira y le preocupaba en las manos que quedarían si él se tuviese que ausentar

El resultado fue que el 22 de agosto, Cipriano nombra a su hermano como Presidente del Táchira y destituye a Gómez. Esta acción molestó mucho a su compadre, quien se dice, estuvo a punto de separarse por completo de la vida política. Aquel hecho lo retiró por varios días a su hacienda, recién adquirida, «La mulera».

Gómez regresó a Caracas y al tiempo era el Vice-Presidente de la República, Castro no podía arriesgarse de perder su apoyo, aunque este siguiese en el Táchira, atendiendo sus negocios o en la Capital como segundo al mando.

Los negocios de los compadres

«Jamás he tenido el deseo de ser político. Fue usted quien me hizo salir de mi hacienda y entrar en la vida pública y al contraer las graves obligaciones que ese paso me imponía, solo me guió como único móvil mi gran cariño y sincero afecto por usted».
Luego que Juan Vicente y Cipriano lograran vencer las rebeliones y la «Revolución Libertadora», parecía que las diferencias entre los compadres habían desaparecido. Gómez había logrado salvar a Castro de la derrota y lo ayudó a volver triunfador. Juan Vicente era llamado «El pacificador» por su labor en el combate.

Sin embargo, en lo privado, Castro trataba a Gómez con una fría cordialidad, mientras que este se andaba con cuidado de cada palabra y acción, para evitar una reacción del «Cabito».

En 1905, Gómez y Castro inician negocios ganaderos de los cuales Gómez termina siendo deudor. Se dice que luego de esto, el Presidente le exigió el pago, sabiendo que este no podía pagarle.

En este proceso, el General Pimentel, amigo de Gómez, pasó a ser su deudor y lo ayudó a pagar la deuda y dar un buen fin a aquel hecho. Empero, Gómez se resentiría aún más por la forma de actuar de Castro.

 

El teatro político de Cipriano


 

Ocurre el 9 de abril de 1906 un hecho curioso: Castro designa a Gómez, encargado de la República, y se retira a Los Teques. De ahí, se dirige a La Victoria, desde donde realiza, el 23 de mayo, día en que se celebraba el inicio de la Revolución Restauradora, un manifiesto en el que indica su deseo de separarse temporalmente del poder.

De ahí, se inicia un contrapunteo entre Gómez y Castro en donde el Juan Vicente le pide que vuelva a la presidencia pero Cipriano se niega a dar su brazo a torcer.

Gómez, buscando como acercarse a su compadre, usa la excusa de que su madre está enferma, para viajar a Maracay y en el camino detenerse en La Victoria para hablar con Castro. La reunión fue privada y, se dice, que ambos salieron de ella muy nerviosos.

Los seguidores de Castro se dirigieron a La Victoria y armaron un plesbicito para pedir a Castro, que asumiera la presidencia. El 4 de julio Cipriano le escribió a Gómez que volvería al cargo de Presidente, lo que este recibió con aparente «agrado».

Cipriano Castro entró en Caracas, triunfante, y bajo la «Aclamación» asume la presidencia.

Con el tiempo Juan Vicente Gómez herido por las acciones reiteradas de Castro, terminará haciéndose con el poder y dejando en el exilio a su compadre.


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