Quiero compartir con los amigos de @in Family & Freinds, recuerdos hermosos de mi infancia. Nací en una zona de campo muy cercana a la ciudad, allí transcurrieron los primeros cinco años acompañada de cinco hermanos y mis padres. Aunque muchas veces tengo imágenes borrosas, los olores me sitúan en la casa de tablas de palma y techo de guano construida por mi padre.
El rocío y la hierba de guinea me traen todas aquellas anécdota de los lazos que alguno de mis hermanos hacía para hacernos caer mientras jugábamos.
Muy poco había que hacer en las noches, mi madre nos sorprendía con algún dulce: el matahambre era uno de los preferidos junto al turrón de coco y de maní. Me gustan los matahambres tostados, mi madre rayaba el coco y la yuca, los mezclaba con miel y canela, luego los envolvía en hoja de plátano y los ponía a asar en un caldero con carbón abajo y encima de la tapa.
Recuerdo a mis hermanos en la disputa por el primer dulce o por los restos que quedaban pegados al caldero. En esas brasas asaba boniatos y plátanos que luego comíamos con café claro hecho en colador de tela.
Hay receta que creo las inventó mi abuela o mi madre, las he visto durante toda mi vida y con muy poca frecuencia en otras casas. Mi madre teme se pierda la tradición porque no hemos aprendido a hacerlas, siempre le pedimos a ella nos complazca.
El Pebre me recuerda el platillo favorito de mi madre. Salsa de cebolla y tomate natural y huevo, en lo que llamamos "revoltillo", normalmente se come con yuca. El Pebre despide un aroma inconfundible a domingo en hogar de campo.
Mi padre nos alcanzaba las ciruelas, anones, marañones, naranjas, mangos, anoncillos y guayabas del árbol usando una vara.
Cuando mi padre regresaba del campo, traía consigo cañas de azúcar "media luna", agarraba el machete y las pelaba encima de los cerdos, luego picaba finos trozos y nos daba a comer, muchas veces sacamos las fibras de la caña con nuestros dientes.
Siempre que veo una lima o bergamota, las carnes fritas en manteca, las sopas de pollo, las brazas del fogón, me identifico con la vida en el campo.
Es la sensación de estar más apegados a la tierra y más consciente que sus frutos nos dan la vida.
El verde de los árboles y de los frutales dan placeres múltiples, porque reportan beneficio material y riqueza espiritual por la bondad que existe en cada corazón guajiro.
Este post es libre de IA.
Todas las fotos utilizadas son de mi propiedad.
the smells of my childhood
I want to share with the friends of @in Family & Freinds beautiful memories of my childhood. I was born in a country area very close to the city, where I spent the first five years accompanied by five siblings and my parents.
Although I often have blurry images, the smells place me in the house of palm boards and a guano roof built by my father. The dew and the guinea grass bring me all those anecdotes of the ties that one of my brothers made to make us fall while we were playing.
There was very little to do at night, my mother would surprise us with some sweets: "kill hunger" was one of the favorites along with coconut and peanut nougat. I like toasted "kill hunger", my mother grated the coconut and cassava, mixed them with honey and cinnamon, then wrapped them in a banana leaf and put them to roast in a cauldron with charcoal below and on top of the lid.
I remember my brothers fighting over the first sweet or the remains that remained stuck to the cauldron. In those embers he finished sweet potatoes and bananas that we later ate with light coffee strained in a cloth strainer.
There are recipes that I believe were invented by my grandmother or my mother, I have seen them throughout my life and very infrequently in other homes. My mother fears that the tradition will be lost because we have not learned to make them, we always ask her to please us.
The Pebre reminds me of my mother's favorite dish. Onion and natural tomato sauce and egg, in what we call "revoltillo", normally eaten with yucca. Gives off an unmistakable Sunday aroma in a country home. My father brought us plums, sugar apples, cashews, oranges, mangoes, apple trees and guavas from the tree using a stick.
When my father returned from the field, he brought with him "half-moon" sugar canes, he grabbed the machete and peeled them on top of the pigs, then he chopped fine pieces and gave us to eat, many times we removed the fibers from the cane with our teeth.
Whenever I see a lime or bergamot, meats fried in butter, chicken soups, coals from the stove, I identify with life in the countryside. It is the feeling of being more attached to the earth and more aware that its fruits give us life.
The green of the trees and fruit trees give multiple pleasures, because they bring material benefit and spiritual wealth due to the goodness that exists in every peasant heart.
This post is AI free. All photos used are my property.
Me encantó leer tu post, tan lindo y bien escrito, lleno de mucho sentimiento y recuerdos.
Yo creo que no soy buena para vivir en el campo pero si me encantaba visitarlo, mis padres tenían algunas amistades que vivían en lugares como el que describes y yo disfrutaba muchísimo ese tiempo.
Me vi sentada raspando la olla de los dulces jaja
Abrazos
La forma en que escribiste me hizo imaginar todo, que linda infancia debieron tener. Que ricos recuerdos... 🍃
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