Oficialmente Residente de segundo nivel
Creo que desde el momento en que llegue a Hive les he documentado cada uno de mis pequeños y grandes logros en esta aventura que un día decidí emprender llamada medicina. Una de mis relaciones más tóxicas, la que quiero y odio al mismo tiempo. Es increíble como pasa de rápido el tiempo pasamos de escribir "Crónicas de un estudiante de Medicina"
para ser "Crónicas de un médico Rural en Chuao" y actualmente contra viento y marea les narro mis vivencias nosocomiales como "Crónicas de un Residente de Pediatría". Supongo que en dos años serán "Crónicas de una pediatra" o no se cómo llamaremos a la siguiente etapa. Me gusta leer post antiguos y ver cómo he ido creciendo a lo largo del tiempo, sin duda alguna la María de hoy no es ni la sombra de aquella chiquilla que escribía post por hoobie en una plataforma desconocida.
Resiliencia, esa es la palabra que para mí define mis andanzas en este mundo nosocomial. Creo que nadie está 100% preparado para asumir lo que medicina significa. He pasado por mucho, al punto de que mi estabilidad emocional se ve afectada. No es sencillo levantarse cada día asumir la gran responsabilidad que cae sobre los hombros de un residente, más aún y aunque poco me gusta hablar del tema en mis redes, en un país como Venezuela, dónde las tareas adquieren nuevos niveles de dificultad, por cosas que se escapan de las manos del personal de salud. Pero si algo rescato y cada día admiro más de mi, es esa capacidad de solventar los problemas, de resistir y seguir luchando cada día por una gran meta, por cuidar y preservar la salud de todos mis pequeños pacientes, aunque se me parta el alma en dos cada que uno fallece.
Un año de vivencias y experiencias que me llevaron al límite. Poco a poco con la ayuda de personas increíbles, que con cariño y paciencia se dedicaron a enseñar. Que se dedicaron a cambiar ese patrón arcaico dónde el maltrato es la ley que domina todo, formaron el esbozo de esta residente de segundo nivel, que hoy adquiere la tarea de enseñar lo aprendido a otro, de asumir un nuevo nivel de complejidad. No les miento, al inicio sentía que no podría, me asustaba la idea de ser yo quien debía tomar decisiones, pero de un modo que aún no se cómo explicar vas adquiriendo criterio, y aprendes a ser una persona que resuelve.
Entramos al segundo escalón de esta hermosa profesión, un título que adquiero con responsabilidad y valentía. Porque aunque cada día me convenzo más y más de querer tirar la toalla, cuando ese pensamiento llega a mi, recuerdo todo lo que he vivido y aprendido, me recuerdo que está bien sentirse abrumado, agotado, agobiado, triste. Pero por ver la cara de felicidad de mis niños, por un futuro y un sueño que un día me plantee cumplir es que cada día me levanto a seguir, contra viento y marea, hasta el final.
No quería hacer un post melancólico, no mucho menos. En el fondo me siento feliz y orgullosa de mi misma, porque cada día me demuestro lo capaz que soy de hacer muchas cosas que antes creía imposibles. Pero esto es una vez más las palabras que salen de mi corazón en medio de tantas preocupaciones y problemas del día a día. No es un buen día, pero cada palabra de apoyo que pueda darme es la mejor manera que tengo para reconfortarse. Y aunque ahora no tengo tanto tiempo como antes, escribir me libera, me hace sentir mucho mejor. Por ahora me despido, nos vemos en la siguiente publicación.
Gracias por apoyar a Aliento como proyecto. Si tienes dudas puedes escribir en nuestro servidor, en el canal #dudasypreguntas, donde con gusto te atenderemos.