Abriré mi corazón y compartiré con ustedes como comenzó mi matrimonio. Mi esposo y yo nos conocemos desde bachillerato, el era un año mayor que yo, estudiaba con mi primo a quien considero como un hermano. Al finalizar las clases me iba con mi primo y su grupo de amigos, el (Leonel) estaba allí, tenia una sonrisa hermosa, piel tostada canela y cabello rizado. Era muy divertido con sus ocurrencias y muy agradable, no tardamos en presentarnos y conocernos, para pasar cada día divirtiéndonos en grupo. Éramos unos niños apenas, que no sabían que sus caminos se cruzarían de tal manera que querrían pasar todos los días de su vida juntos.
Nos graduamos y tomamos caminos diferentes, pero eso no fue impedimento para seguir nuestra amistad. Hablábamos por teléfono a diario de lo que fuera con tal de sentirnos cerca. Aunque admito que el no me gustaba de manera romántica, lo quería por la amistad que me brindaba y yo sé que el sentía lo mismo por mí, un profundo cariño y aprecio lleno de respeto y cariño. Cada que podíamos tratábamos de encontrarnos, yo era muy tímida con los hombres, pero con el me sentía diferente más libre y el sentía en mi una amistad sincera. Un día me escribió, me dijo que tenía que irse a otro país, naturalmente me alegre por el, sabia que estaría mejor en otro lugar. Yo estudiaba en la universidad y fue a verme unos días antes de su partida, teníamos varias semanas sin vernos y para mi fue una gran sorpresa verlo.
Solo nos reímos y compartimos ese día, hasta que llegó el momento de la despedida, nos abrazamos fuerte y le dije que lo quería, cosa que nunca le había dicho por mi timidez aunque el lo sabia, el me respondió diciendo que me quería también y estaba muy agradecido por conocerme. Dos días después el se había marchado rumbo a nuevas experiencias y yo seguí en la universidad... La verdad no podíamos hablar mucho porque yo también estaba muy concentrada en mis estudios. Nos escribíamos poco pero siempre que podíamos lo hacíamos con el mismo cariño haciéndonos saber que éramos especiales en la vida del otro.
Pasaron muchos meses y el se tuvo que regresar, cuando me contó le expresé que estaría feliz de volverlo a ver. Cuando llegó nos encontramos, me pidió que me quedara en su casa, cosa que nunca habíamos hecho antes. Apenas nos vimos nos abrazamos muy fuerte y empezamos a hablar y hablar sin parar poniéndonos al día con nuestras vidas, nos veíamos a los ojos y sonreíamos, estábamos felices de volver a vernos... En la noche estábamos en su casa, me dijo que me mostraría algo, fue por unas escaleras las cuales coloco por la parte de atrás de su casa, me tomó de la mano y me dijo "sube", lo hice y subí, estando allí arriba en el techo me mostró el cielo estrellado de esa noche, me dijo que ahí era su lugar especial donde se podía despejar del mundo, solo el y el cielo, quería compartir eso conmigo y yo atesore ese momento...♡ Dormimos abrazados ese día; en ese momento entendí que tal vez nuestro cariño podía ser mas fuerte que solo una amistad, fue ahí donde empecé a sentirme diferente pero no quería que el cambiara conmigo, su amistad era muy importante para, así que preferí guardar cualquier sentimiento de romance que pudiera tener. Luego de ese día nuestros eran más cercanos, entre los dos había chispa, parecíamos dos tortolos, ninguno decía nada respecto a nuestros verdaderos sentimientos porque siempre fuimos muy tímidos el uno con el otro.
De tantos encuentros de disfrutar nuestra compañía y tantas miradas de cariño paso lo impensable, nos dimos nuestro primer beso. Fue algo increíble y mágico, a la vez estábamos nerviosos con nuestros corazones acelerados y los ojitos brillando al vernos. A partir de ahí comenzó nuestra linda historia de amor, nos conocemos de hace tanto y nuestra amistad fue el reflejo de todo el cariño que nos tenemos, cada día vamos aprendiendo el uno del otro. Es gratificante el día a día junto a él, tanto así que decidimos casarnos poco tiempo después de comprometernos. Amo con locura esta etapa de mi vida que a pesar de que no todo ha sido color de rosas, he aprendido a amarme y amarlo a él dentro de nuestras adversidades.
<𝓝𝓸𝓱𝓮𝓵𝓲𝓪 𝓑𝓵𝓪𝓷𝓬𝓸>