Una de las cosas que nuestro padre nos inculcó por demás fue el amor por nuestro amado país. Como hombre de origen andino, su niñez estuvo marcada por la labores del campo, en el medio rural andino al suroeste de Venezuela. Nuestro abuelo paterno era propietario de una pequeña finca, en un páramo con ubicación cerca de la carretera que conecta San Cristóbal y Capacho, llamado "La Laja". Imaginamos llamado así por las canteras de roca con el mismo nombre, usadas para adornar interiores y exteriores de construcción para salones o fachadas. Cada vez que el período vacacional llegaba, el primer escape de Caracas (a donde se mudó a principios de los 60'), era hacia San Cristóbal para hacer visita a nuestra abuela. Una semana allí y se le ocurría cualquier tipo de destino dentro del mapa nacional, hasta donde se iba junto con toda nuestra familia. Fue así cómo, conocí la mayor parte del occidente, puesto que él era muy poco dado de ir al oriente a menos que fuera la isla de Margarita.
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One of the strongest values our father drilled into us was a deep love for our homeland. As a man with Andean roots, his childhood was shaped by the grind of farm work in the rural highlands of southwestern Venezuela. Our paternal grandfather owned a small plot in a páramo near the road that links San Cristóbal and Capacho, a place called “La Laja.” We figure it got that name from the stone quarries nearby, the same slabs used to dress up interiors and façades in houses or public halls. Whenever school break rolled around, the first getaway from Caracas (where he had moved in the early ’60s) was straight to San Cristóbal to visit our grandmother. After a week there, he’d spin the wheel and pick any destination on the national map, rallying the whole family for the ride. That’s how I ended up knowing most of western Venezuela, because he rarely leaned east unless the trip was to Margarita Island. This rhythm of travel, rooted in family and fueled by his sense of belonging, became the blueprint for how we learned to see our country—not just as a place on the map, but as a living archive of stories, landscapes, and connections waiting to be told.

Ya de adultos, la naturaleza de nuestro trabajo, nos hizo mudar ciudades como las personas se cambian de ropa. Puerto Ordaz, San Cristóbal, Maracaibo, Barquisimeto, Valencia, Barcelona, Calabozo, Caracas y Maracay, entre otras en las que estuvimos transitoriamente, nos arroparon en algún momento de nuestro largo periplo empresarial. Con aquel ritmo de vida, muy poco rincones del país quedaron fuera de nuestro radar: los llanos del sur y el estado Amazonas, los desconozco completamente. Esa conexión con tantos lugares arraigó en nosotros un cariño profundo por nuestra patria. Tantos lugares hermosos han visto nuestros ojos acá, que siempre nos hemos preguntado ¿Cómo ha sido la providencia tan generosa con nosotros los venezolanos? No me mal entiendan, todos los países tienen lugares lindos, pero pocos tienen la diversidad enorme con la cual fuimos bendecidos.
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As adults, the nature of our work had us switching cities like changing clothes. Puerto Ordaz, San Cristóbal, Maracaibo, Barquisimeto, Valencia, Barcelona, Calabozo, Caracas, and Maracay—among others—each sheltered us for a time during our long entrepreneurial journey. With that pace of life, very few corners of the country stayed off our radar: the southern plains and Amazonas remain completely unknown to me. That constant connection with so many places planted in us a deep affection for our homeland. So many beautiful landscapes have crossed our eyes here that we’ve often wondered how providence could be so generous with us Venezuelans. Don’t get me wrong, every country has its beauty, but few can boast the massive diversity we were blessed with.

El contexto es necesario para plantear el dilema de la encrucijada: ¿Quedarse o irse de nuestro amado suelo patrio? Hemos tenido experiencia a la largo de la vida, donde pudimos mimetizar vacaciones o trabajo con largos períodos fuera de Venezuela. Así las cosas, Estados Unidos, Europa y la Argentina nos han acogido en alguna oportunidad entregando la oportunidad de vivir en carne propia, lo que sería emigrar aquellos lugares. Norteamérica, quizás sea un lugar de oportunidades, pero el ritmo de vida se nos antoja demoledor y presenciamos cómo alienan a las personas solo para producir dinero y gastar. Quizás para alguien joven, sea un lugar mágico porque el dinero rinde a pesar que lo sudas con cada segundo de tiempo libre que os encuentre. No es para nosotros un ritmo de vida así. En Europa, otro tanto, pero con dos diferencias: se trabaja menos pero es más difícil conseguir estabilidad, dada la escasez de puestos de trabajo calificado.
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The context is necessary to frame the dilemma at the crossroads: stay or leave our beloved homeland? Over the course of life, we’ve had experiences where vacations or work blended into long stretches outside Venezuela. In that way, the United States, Europe, and Argentina welcomed us at different times, giving us the chance to live firsthand what it means to migrate to those places. North America may be a land of opportunity, but the pace of life feels crushing, and we’ve seen how people get alienated just to earn and spend money. For someone young, it might seem magical because money stretches further, even though you earn it at the cost of every spare second you can find. That rhythm of life is not for us. In Europe, it’s a similar story, but with two key differences: people work fewer hours, yet it’s harder to achieve stability because qualified jobs are scarce.

Y en la Argentina, las oportunidades llueven a millón, tienen un nivel de vida óptimo, a la par de que su gente es maravillosa. Muchos connacionales han encontrado la paz allá, pero no por ello deja de ser dificultoso estar en un país extranjero, donde muchas de los servicios acá casi gratuitos tienen en coste enorme fuera de nuestras fronteras. Por supuesto, la Argentina sería el lugar ideal a mi modo de ver. Sin embargo, el arraigo es demasiado fuerte. Es decir, si estuviera en mis años mozos no lo pensaría dos veces. Pero con vivienda propia sin pagar renta y con costes bajos de servicios, prefiero vivir acá sabiendo nuestro dinero rinde un poco más que afuera. Y eso a pesar de la inflación, la cual se está comiendo poco a poco nuestro capital. Ojalá las cosas cambien para bien y podamos seguir viajando alrededor del mundo, con la seguridad de volver a nuestro hogar: Venezuela.
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And in Argentina, opportunities pour down by the millions, with a solid standard of living and people who are simply wonderful. Many fellow Venezuelans have found peace there, yet it doesn’t erase the difficulty of being in a foreign country, where so many services that are nearly free here come with a hefty price tag beyond our borders. Of course, Argentina would be the ideal place in my view. However, the sense of belonging here is just too strong. If I were still in my younger years, I wouldn’t think twice. But with a home of my own, no rent to pay, and low service costs, I’d rather stay here knowing our money stretches a bit further than abroad. And that’s despite inflation slowly eating away at our capital. Hopefully things will turn for the better, and we’ll keep traveling the world with the certainty of always returning to our home: Venezuela.
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Saludos @fermionico
Me encantaría conocer Argentina, es un sueño que tengo, creo será imposible cumplir...
Entiendo perfectamente ese apego a lo propio, a esa casa sin alquiler y a los costos que, a pesar de todo, hacen que la vida tenga otro ritmo.
Ojalá Venezuela encuentre pronto la estabilidad que merece, para que el viaje al mundo sea siempre con billete de vuelta a casa.
Un abrazo fuerte y gracias por compartir tu mirada. 🇻🇪❤️
Agradezco a lectores como tú, tan avezado en esto de las letras.
Nunca fue un destino al cuál hubiese ido (más por cuestión de costos de pasaje, que por otra cosa); sin embargo, el hecho de que mi hijo @stow01 emigrara hace 6 años allá, nos llevó por aquellos derroteros.
Y nos enamoramos perdidamente de aquel hermoso país.
Gracias por la visita a nuestra publicación.
Saludos.
Eres muy amable.
Salud para ti y tu familia! ✍️
Entiendo que andas de vuelta por estos lares. Yo te hacía ya instalado en el Sur.
Si es así, ¡bienvenido de vuelta!
Uff...se nota que poco nos lees...jajaja
Tengo más de 5 meses de haber llegado del sur...
Gracias por pasarte por nuestro contenido, lo agradezco mucho!
Abrazo enorme socio.
Salud estimado amigo.
Comprendo tu sentir, ya paso un año y medio desde que estoy aquí donde nos conocimos y con frecuencia me asalta la añoranza o morriña que dicen los gallegos, me duele pagar alquiler y los servicios de una casa lejana, pero cada vez que tengo noticias de las carencias, los cortes de servicios básicos y otras penalidades y se me pasa.
Sueño con el fin de aquella situación, pero...
Saludos y bendiciones a la familia.
Comprendo perfectamente a lo que os refieres...
Y sé, por boca de connacionales tuyos, que una vez arraigados acá, se les hace difícil volver a su patria.
Abrazo enorme para vos y vuestra prole.
El sol en Venezuela brilla intensamente @fermionico...