Hay días en los que te levantas con el presentimiento de que no va a ser un gran día, tu cuerpo y tu mente de alguna forma perciben las malas energías a tu alrededor y te hacen pensar que la adversidad es lo que te espera a lo largo del recorrido de la luz solar sobre tu espacio. Vas preparando tu cuerpo y tu mente para lo peor, y así no sentirte tan decepcionado cuando las malas cosas te ocurran, o es lo que por lo menos yo hago para que el impacto negativo del día no influya más de lo normal en mi estado de ánimo y en las personas que circundan mi vida.
Apenas sales de la cama todo te sale mal, o regular o peor. El más mínimo fallo te molesta, te altera, te estresa, como cuando por ejemplo estás preparando el desayuno y te pasas de sal, o se te cae la comida, o derramas algún líquido sobre tu piel que te incomoda aún más porque en lo más profundo no quieres que ningún objeto exterior tenga contacto con alguna parte de tu cuerpo por la simple predisposición de que todo va a salir mal. Ni hablar de cuando sales a la calle, donde todos se atraviesan en tu camino, te tropiezan, si estás escuchando música con audífonos para relajarte un poco alguien se antoja de hablar contigo e interrumpir el ritual de calma que llevas en tu mente. En el transporte público es un tanto peor, si vives en una ciudad vives entonces en la constante paranoia de que alquien especializado en el hurto o el robo se va a enamorar de ti, además del tumulto, la aglomeración, y los factores climatológicos que afectan el estado de ánimo porque si hace frío es porque hace frío, y si hace calor es porque hace calor.
En fin, parecemos psicóticos amargados por el día anormal que estamos teniendo, pero aún así todo en ves de mejorar parece lo contrario. El día entero es pésimo, a tal punto que muchos llegan a deprimirse y a pensar lo peor de sí mismos. Llega un momento del día donde te sientes derrotado, te sientes minimalista, te sientes incapaz, sientes que todo alrededor está en contra de tu paz mental y tu armonía, y es allí cuando comienza un proceso reflexivo que nos detiene por un momento frente al abismo del final de nuestro día, y simplemente despues de haber calmado nuestros problemas momentáneos frente a la cruda realidad, nos arrojamos al infinito vacío de nuestras existencias, sólo para despertar al otro día con el mismo presentimiento de negatividad, o con un poco de suerte, algo mejor que levantarse con el pie izquierdo.
There are days when you wake up with the feeling that it is not going to be a great day, your body and mind somehow perceive the bad energies around you and make you think that adversity is what awaits you along the path of sunlight over your space. You prepare your body and mind for the worst, so you don't feel so disappointed when bad things happen to you, or at least that's what I do so that the negative impact of the day doesn't influence my mood and the people in my life more than usual.
As soon as you get out of bed everything goes wrong, or regular or worse. The slightest mistake bothers you, upsets you, stresses you, like when for example you are preparing breakfast and you overdo it with salt, or you spill food, or spill some liquid on your skin that makes you even more uncomfortable because deep down you do not want any external object to have contact with any part of your body for the simple predisposition that everything is going to go wrong. Not to mention when you go out on the street, where everyone crosses your path, bumps into you, if you are listening to music with headphones to relax a little someone wants to talk to you and interrupt the ritual of calm that you carry in your mind. In public transportation it is even worse, if you live in a city you live in constant paranoia that someone specialized in theft or robbery is going to fall in love with you, in addition to the crowd, the agglomeration, and the weather factors that affect your mood because if it is cold it is cold, and if it is hot it is hot.
In short, we look like bitter psychotics because of the abnormal day we are having, but still everything instead of getting better seems the opposite. The whole day is lousy, to the point that many become depressed and think the worst of themselves. There comes a moment of the day where you feel defeated, you feel minimalist, you feel incapable, you feel that everything around you is against your peace of mind and harmony, and that is when a reflective process begins that stops us for a moment in front of the abyss of the end of our day, and simply after having calmed our momentary problems in front of the crude reality, we throw ourselves into the infinite void of our existence, only to wake up the next day with the same feeling of negativity, or with a little luck, something better than waking up with the wrong foot.
