Los espejos… en mi trabajo.

in Catarsis2 years ago

He ejercido prácticamente dos trabajos serios en mi vida; digamos que profesionalmente para encuadrarlo de una mejor manera; uno es el trabajo relacionado con la contaduría y la administración, y el otro inicio en el año 2006, con la formalización de mi educación como astrologa y tarotista. Los dos han marcado etapas importantes en mi vida; ambos han sido fuente de crecimiento personal y espiritual.

Mi trabajo, lo que realmente amo hacer, me permite el reconocerme a mí misma en lo que hago y en quienes han confiado en mí para que les brinde ayuda en sus vidas. No es como dicen algunas personas allegadas a mí, que cuando les comento de algo que me ha conmovido, o algo en lo que me veo totalmente reflejada, me dicen “te dejas afectar por los problemas de los demás”; pues realmente no es así, se trata de que me veo a mi misma en diferentes etapas de mi vida. Algunas de ellas que aún no he terminado de sanar, o que sencillamente no he hecho consciencia de ellas, y que, por lo tanto, despiertan en mi viejos procesos que, al traerlos a la conciencia he podido observarlos, revivirlos y finiquitarlos; Son lastres que no he estado viendo, Aquello que sumergí en mi subconsciente para no verlos. Hay momentos en los que hay que dejar salir todo aquello que vamos acumulando por dentro… esas cosas que dejamos para después, esos sentimientos que nos negamos a aceptar; esas emociones que coartamos por considerarlas negativas y que por no verlas ni siquiera nos tomamos la molestia de transmutar.

Insisto en que todo en este universo es energía y ella se acumula en nosotros, en diferentes depósitos, en diferentes lugares de nuestro vehículo de carbono. Y hay que estar atentos de sacar la basura para que no se nos pudra la casa; para que no se llene de hongos y putrefacción… Hay que limpiarnos¡¡¡ suena tan lindo, pero olvidamos que para limpiar primero nos tenemos que ensuciar las manos; cuando lavamos una olla donde preparamos una divina salsa, o una exuberante sopa, siempre queda llena de grasa, y todos le huyen a lavarla, porque sencillamente no queremos ensuciarnos de grasa las manos, ni sentir su olor en las manos; después que nos deleitamos con esa misma comida cuyos rastros quedaron impregnados en la olla.

Así mismo ocurre con todo lo que vamos guardando por dentro; rencores, desamores, ambiciones fallidas, sueños rotos, tristezas mal curadas, heridas de guerras de egos, rabias no expresadas, ilusiones marchitas como flores en agua, envidias, las decepciones que se generaron por la leche temprana de las expectativas que no se cumplieron, incluso las decepciones que tenemos de nosotros mismos por no haber luchado lo suficiente por alcanzarlas. Todo esa inmensa montaña de basura que se acumula en nuestro interior y que dimos por olvidadas, hasta que un día vuelve a aparecer el motivo que la causo. Y es que por no limpiar, justamente regresan a recordarnos que hay que hacer limpieza.

Y eso implica verlas, de frente sin asco y sin juicios; levantarlas y revisar que nos deja, porque todo nos deja una lección, repasarlas, quitarles el polvo para ver si nos pueden ser útiles en algo, y por ultimo hacer la correspondiente decisión de clasificarlas en los envases de reciclaje. Si tal como hacemos con la basura, orgánico, inorgánico, papel, vidrio, metal, etc… y que pasa cuando hacemos todo eso? Pues nos ensuciamos, se nos llena el cabello de telaraña, la ropa se carga de polvo y manchas, los ojos enrojecen y nos ensuciamos la cara al limpiar las lágrimas; muchos comienzan a estornudar, las manos se nos ponen negras de tizne y tierra, las uñas se manchan, y terminamos todos renegridos por el polvo, los años, la suciedad, la nariz nos escuece del hedor, el estómago nos da vuelta del asco.

Porque olvidamos lo vital, lo más importante que debemos hacer cuando nos enfrentamos a sentimientos que nos incomodan; pues reconocerlos, observar que los provoca dentro de nosotros mismos; aceptar que tenemos la responsabilidad de que hayan aparecido; buscar cual es la causa que los origina, en las heridas aparentemente cerradas, si esa que cuando las abres brota una pestilente pus; y llorar , y sentirlas, y vivenciar todo lo que nos provoca sentimental y emocionalmente; sin juzgarnos, sin reproches, sin análisis, sin porqués. Y hacer todo esto nos ensucia un poco, a veces bastante.

La vida no se trata de llevar el caparazón limpio e impecable; arreglado y pulido; no somos autos. Se trata de tener el Alma y el Corazón lo más limpios posible; se trata de aprender a usar todo lo que la vida nos da, sea lo que sea; para seguir avanzando de la mejor manera posible; es meternos en el rio de nuestra esencia y dejarnos llevar por él, soltando todo aquello que nos pesa y nos hunde, flotar de cara al cielo y agradecer la grandeza de estar Vivos… Más para llegar a ello tenemos que hacer la limpieza, incluso aun cuando estemos zambullidos en ese rio.

Así que si un día me desaparezco, si sientes que no estoy, si ves que las lágrimas no cesan de salir de mis ojos, no busques más; solo siéntate y espera… estoy haciendo mi propia limpieza.

18-03-2021