En el oído medio está el laberinto, la cadena de otolitos, los canales semicirculares, de allí depende nuestro equilibrio, la orientación en el espacio.
Sin equilibrio estamos perdidos, sin amor nos desequilibramos y entramos en un laberinto, que es mejor sufrirlo que no haberlo vivido nunca.
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Básicamente, mi pana, creo que coincidimos con Hesse. El equilibrio, sin embargo, es esencial para todo en la vida y te lo dice un hijo de la balanza, ja, ja, ja nacido para estar siempre haciendo equilibrios en la cuerda floja, enfrentado siempre a los innumerables Minotauros que te presenta la vida. Un abrazo