La pintura un acto poético

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LA PINTURA UN ACTO POETICO

Para comprender la pintura debemos referirnos primero que nada a la conceptualización del arte en general y es que esta ha estado dirigida por siglos como una descripción escueta que aborda solo términos estéticos, técnicos y mercantiles, y que a su vez, están sumergidos bajo símbolos y signos que comunican y expresan una idea, un sentimiento, un lenguaje o diversos contextos históricos vividos por el artista. Dicha construcción proviene de intelectuales académicos de las artes, obviando una serie de elementos trascendentales para la transformación del ser individual y colectivo desde la autoexpresión. Y es por ello que hoy abordo la pintura por ser la primera expresión de comunicación del homo sapiens, ya que este hecho marca un antes y un después en la historia del hombre y su capacidad de evolución a partir de las artes visuales, por lo tanto la pintura ha sido desde el comienzo fundamental para el desarrollo cognitivo, espiritual, psicológico e histórico del individuo y su desenvolvimiento dentro de la sociedad. Como ya sabemos la pintura hoy en día es una de las tantas manifestación artística inmersas en el arte, y así como cualquier otra disciplina artista ha evolucionado con el hombre, pero a diferencia de las otras disciplinas la pintura trae consigo una carga histórica y trascendental por ser la más antigua. Por lo tanto poco a poco la acción de aplicar pintura en diversos soportes como lienzo, papel, madera, pared, etc, se ha convertido en un hecho transformador y sanador en la vida del hombre, gracias a sus infinitas virtudes curativas tanto a nivel físico y psicológico, dichas virtudes aunque ya conocidas en la antigüedad fueron reconocidas e implementadas en la década de los años treinta y setenta por distintos pioneros del arte terapia y especialistas en el campo del psicoanálisis, valorando así la verdadera esencia y conceptualización del arte, definiéndolo como un herramienta terapéutica en trastornos psicológicos, que ayudan a sobrellevar distintos miedos, traumas o inseguridades.

Particularmente como licenciada en pedagogía mención desarrollo artístico y docente en el área del arte terapia en Venezuela, he podido observar y evidenciar que el arteterapia es una vital herramienta no solo a nivel psicológico, cognitivo, creativo y recreativo sino que es un ente de estimulación físico-motor, logrando desde su aplicación en personas con discapacidad la estimulación inmediata en distintas áreas comprometidas a nivel psicomotor.
Estas diversas cualidades dentro la pintura indiscutiblemente evidencian que la acción de pintar es un acto poético, instante donde el artista detiene el tiempo y se adentra a la máxima expresión del sentir, ese instante donde el pintor o pintora danzan con el trazo, adhiriéndose al pigmento convirtiéndose en una sola materia, creando y recreando la forma bajo la silueta de la mancha, descubriendo y encontrándose mediante la melodía del alma, esa que proviene de la melancolía, la furia, la alegría o el erotismo, así pues va componiendo y descomponiendo entre líneas y matices fragmentos de sí mismo, del contexto que lo rodea, del amor ausente, del grito en la batalla de existir.
A pesar de que el instante poético se puede presentar en cualquier evento de nuestra cotidianidad como: tomar una fotografía, bailar alguna melodía, disfrutar del alba, el ocaso, el cantar de un canario o simplemente apreciar un paisaje, desafortunadamente muchos no tiene la capacidad de reconocerlo, de sentirlo, de convertirlo en acto, en acción, pues el sistema de cosas está hecho para deshumanizar, desensibilizar al hombre ocupándolo en lo inmediato para así obtener toda su atención y alejarlo del encuentro consigo mismo, con la naturaleza, el arte y con la vida.
Ahora comprendo al Maestro y precursor del cubismo Pablo Picasso, cuando describe al pintor como el ser que pinta lo que siente y no lo que ve, pues a partir de este principio básico del sentimiento como principal gestación de la pintura, nace el acto poético, esa necesidad entera y eterna de sacar la poesía de la palabra y convertirla en acción convertida en pincelada.

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