Que interesante tu relato amigo Carlos, yo también crecí en casa con patios entre animales domésticos y bajo las matas de mango. Que tiempos!!!. Ahora que vivo en una ciudad grande, dónde el espacio es limitado y establecer ese contacto con la naturaleza requiere de una inversión de tiempo y dinero, extraño mucho tener a disposición ese espacio.
Eres afortunado y tu familia.
Bendiciones.
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Hola amiga muchas gracias por tu comentario, pienso que en nuestras casas debemos tener un pequeño espacio para poder sembrar algunos rubros y de esta forma motivar a nuestros hijo al amor por la siembra y la naturaleza, gracias por visitar mi blog.