Hello, friends of Ladies of hive.
I'm a dreamer. I say this bluntly. I can't deny it, and my friends will attest to this statement.
My mind is constantly generating ideas: new projects, cultural events, spaces where I can share art.
As a writer, most of these ideas revolve around literature, but my curiosity has led me to join concert music projects and other disciplines.
For me, creating isn't a hobby; it's a necessity, the way I interact with the world and give it meaning.
However, unfortunately, I've learned that artists can't materialize these ideas alone. It's a simple logistical and human reality.
We need to partner with other people, with artists from other fields, with cultural institutions that can provide substantial support to the realization of our dream.
And it is in this construction process, precisely when the idea is most alive and fragile and we begin to put our heads in the clouds, that "certain people" tend to appear.
They are not sworn enemies, but their attitude is more damaging than any criticism, constructive or not. They are those who, out of habit, fear, or skepticism, have the habit of saying "No" to everything: It can't be done, not now, not this way, no, no, no, and no.
These people don't analyze the proposal to improve it; they simply bury it. They think that nothing is useful, that it won't be possible to do it, that it won't last long, that it's not worth it, or that "things haven't been done that way before."
They also disguise their "no" with countless "buts" and objections, but they never offer a concrete solution or an ounce of positivity.
Their contribution is limited to pointing out obstacles, many of them imaginary, without lifting a finger to help overcome them. This attitude has always baffled me. Why would anyone dedicate their energy to shutting down an idea instead of trying to see its potential?
Over time, I understood (I think) that it's not a matter of logic, but a useless attitude toward life.
The best part of all this is that I also learned that it's absolutely necessary to be selective about the people you associate with. We must seek allies who help us create, who, when faced with a problem, ask "how do we solve it?", not those who use difficulties as an excuse for inaction.
A valuable collaborator is someone who, when faced with an obstacle, contributes ideas, contacts, or simply their determination to move forward. Someone who only sees obstacles isn't a realist; they're a burden.
Faced with this reality, the temptation to get discouraged is great. I know it, it's happened to me. The creative impulse can be diminished by the negativity of others. But I can't allow that to happen.
It's not an option.
My mental and emotional energy is a limited resource and too valuable to waste on fruitless arguments with people who have already decided that nothing is possible.
Losing momentum means betraying my own ideas.
Therefore, my strategy is now clear: I must focus all my energy on creativity and those who fuel it. On surrounding myself with people who, even when they see the difficulties, choose to focus on solutions.
An automatic "No" is a luxury I can't afford.
Every project, every event, every cultural space I manage to create is, in essence, a "Yes" spoken out loud, tangible proof that the vice of negativity can be overcome with constant work and the conscious choice to ignore those who only know how to say no.
Versión en español
Hola, amigos de Ladies of hive.
Soy un soñador. Lo digo sin rodeos. No puedo negarlo y mis amigos darán fe de esta afirmación.
Mi mente está constantemente generando ideas: proyectos nuevos, eventos culturales, espacios donde compartir arte.
Como escritor, la mayoría de estas ideas giran en torno a la literatura, pero mi curiosidad me ha llevado a sumarme a proyectos de música de concierto y otras disciplinas.
Para mí, crear no es un hobby; es una necesidad, la forma en la que interactúo con el mundo y le doy algún sentido.
Sin embargo, por desgracia, he aprendido que los artistas no podemos materializar estas ideas solos. Es una simple realidad logística y humana.
Nosotros necesitamos asociarnos con otras personas, con artistas de otras áreas, con instituciones culturales que puedan brindar una ayuda sustancial a la realización de nuestro sueño.
Y es en este proceso de construcción, justo cuando la idea está más viva y frágil y comenzamos a poner nuestra cabeza en las nubes, es cuando suelen aparecer “ciertas personas”.
No son enemigos declarados, pero su actitud es más dañina que cualquier crítica, constructiva o no. Son aquellos que, por costumbre, por miedo o por escepticismo, tienen el vicio de decirle "No" a todo: No se puede, no ahora, no de esta forma, no, no, no y no.
Estas personas no analizan la propuesta para mejorarla; directamente la entierran. Piensan que nada sirve, que no se va a poder hacer, que no va a durar mucho, que no vale o que "así no se han hecho las cosas antes".
También disimulan sus “no” con una infinidad de "peros" y objeciones, pero nunca aportan una solución concreta ni un ápice de positividad.
Su contribución se limita a señalar obstáculos, muchos de ellos imaginarios, sin mover un dedo para ayudar a sortearlos. Desde siempre, esta actitud me desconcierta. ¿Por qué alguien dedicaría su energía a apagar una idea en lugar de intentar ver su potencial?
Con el tiempo, entendí (creo) que no se trata de una cuestión de lógica, sino de una actitud inútil ante la vida.
Lo mejor de todo esto es que también aprendí que es absolutamente necesario ser selectivo con las personas con las que uno se asocia. Debemos buscar aliados que nos ayuden a crear, que ante un problema pregunten "¿cómo lo resolvemos?", no aquellos que usen las dificultades como excusa para la inacción.
Un colaborador valioso es el que, frente a un obstáculo, aporta ideas, contactos o simplemente su determinación para seguir adelante. El que solo ve las trabas no es un realista; es un lastre.
Ante esta realidad, la tentación de desanimarse es grande. Me consta, me ha pasado. El impulso creativo puede verse mermado por la negatividad ajena. Pero no puedo permitir que eso suceda.
No es una opción.
Mi energía mental y emocional es un recurso limitado y demasiado valioso como para malgastarlo en discusiones estériles con personas que ya han decidido que nada es posible.
Perder el impulso significa traicionar mis propias ideas.
Por eso, mi estrategia ahora es clara: debo enfocar toda mi energía en la creatividad y en quienes la alimentan. En rodearme de personas que, aunque vean las dificultades, eligen concentrarse en las soluciones.
El "No" automático es un lujo que no me puedo permitir.
Cada proyecto, cada evento, cada espacio cultural que logro concretar es, en esencia, un "Sí" pronunciado en voz alta, una prueba tangible de que el vicio de la negatividad se puede vencer con trabajo constante y con la elección consciente de ignorar a quienes solo saben decir que no.
Adelante!!!! A por el SÍ!!!!
Oh, yes!
!LADY
Vaya. Tenemos que reunirnos más para equilibrarnos, porque mi gran problema es que siempre digo sí. Jeje.
Inmadurez propia de la edad: tengo 8.
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