Hello, my friends.
We humans need to be very patient, especially in these difficult times we live in. But mothers are the ones who need the most patience. In fact, we must become the greatest reservoirs of patience in the world to raise our children in peace, harmony, and as good people.
I've come to understand that losing patience is losing control of our emotions and actions. When I reach that point, I stop thinking clearly. My voice rises without my conscious control, my gestures become abrupt, and my reactions are impulsive. In that moment, I'm no longer guiding the situation; the situation is guiding me, and always with negative results. It's a momentary surrender of my ability to manage what's happening.
That's why I've had to learn specific exercises to avoid falling into that trap. They aren't magic solutions, they're actions. Taking a deep breath and counting to ten before speaking. Leaving the room for a minute if I feel anger taking over. I silently repeat to myself, “He’s just a child, this will pass.” Sometimes, I even prioritize and decide that a certain battle, like the clothes scattered on the floor, isn’t worth fighting at that moment. These are simple tools, but they help me regain control over myself.
With our children, this patience must be even greater. In their innocence, they are completely unaware of the endless list of worries we carry. They don’t know about work stress, bills to pay, or accumulated fatigue.
Their world is immediate, and their demands, though exhausting, are not malicious. Our job as mothers is precisely to protect them from all that adult background noise, and that requires an extra dose of calm.
If we lose our patience with them, the consequences are serious. We can mistreat them, either with harsh words that wound deeply or with actions we will bitterly regret. A disproportionate shout or a violent gesture leaves a mark. And besides that immediate harm, we set a terrible example. We are teaching them that when things get tough, the acceptable response is to explode. We are raising people who will repeat that same pattern.
For them, and for ourselves, we must be that reservoir of calm. Patience is not weakness; it is the most practical strength we have to build a peaceful home.
Leer en español
Hola, amigas mías.
Las personas debemos tener mucha paciencia, sobre todo en estos tiempos tan difíciles que vivimos. Pero, las madres somos las que mayor paciencia debemos tener. incluso, debemos convertirnos en los mayores reservorios de paciencia del mundo para poder criar a nuestros hijos en paz, armonía y como personas de bien.
He comprendido que perder la paciencia es perder el control de nuestras emociones y acciones. Cuando llego a ese punto, dejo de pensar con claridad. Mi voz se eleva sin que yo lo decida, mis gestos se vuelven bruscos y mis reacciones son impulsivas. En ese instante, ya no estoy guiando la situación; la situación me está guiando a mí, y siempre con malos resultados. Es una rendición momentánea de mi capacidad para manejar lo que sucede.
Por eso, he tenido que aprender ejercicios concretos para no caer en eso. No son soluciones mágicas, son acciones. Respirar hondo y contar hasta diez antes de hablar. Salir de la habitación un minuto si siento que la ira me gana. Repetirme en silencio: “él solo es un niño, esto pasará”. A veces, incluso, priorizo y decido que alguna batalla, como la ropa tirada en el suelo, no merece la pena librarse en ese momento. Son herramientas simples, pero me ayudan a recuperar el dominio sobre mí misma.
Con nuestros hijos, esta paciencia debe ser aún mayor. Ellos, en su inocencia, ignoran por completo la lista interminable de preocupaciones que cargamos. No saben del estrés del trabajo, de las cuentas por pagar, del cansancio acumulado.
Su mundo es inmediato, y sus demandas, aunque agotadoras, no son malintencionadas. Nuestro trabajo como madres es precisamente protegerlos de todo ese trasfondo de adultos, y eso exige una dosis extra de calma.
Si perdemos la paciencia con ellos, las consecuencias son graves. Podemos maltratarlos, ya sea con palabras duras que hieren profundamente o con acciones de las que nos arrepentiremos amargamente. Un grito desproporcionado o un gesto violento dejan una marca. Y además de ese daño inmediato, damos un pésimo ejemplo. Les estamos enseñando que, cuando las cosas se complican, la respuesta válida es explotar. Estamos criando personas que repetirán ese mismo patrón.
Por ellos, y por nosotras, debemos ser ese reservorio de calma. La paciencia no es debilidad; es la fuerza más práctica que tenemos para construir un hogar en paz.
View or trade
LOHtokens.@ladiesofhive, you successfully shared 0.1000 LOH with @iamberenice and you earned 0.1000 LOH as tips. (20/50 calls)
Use !LADY command to share LOH! More details available in this post.