Marla era una niña muy especial, como una estrella que brilla con su propia luz, a ella le gustaba ordenar números, apilar bloques, logrando torres perfectas. Pero había algo que hacía que su corazón latiera muy rápido y sus manos sudaran mucho más de lo normal, los payasos.
Las caras muy maquilladas con sonrisas estrambóticas, sus ropas de colores brillantes y sus movimientos inesperados llenaban a Marla de una sensación extraña y confusa, tanto que se sentía asechada. Cada vez que sus papás la llevaban a una fiesta infantil o un evento donde estaba un payaso, un nudo apretaba su garganta, su corazón no dejaba de latir con mucha fuerza y sus ojos buscaban un escondite seguro.
Sus papás, al notar su angustia, decidieron evitar eventos con payasos para proteger a su pequeña Marla de ese miedo que la invadía. Marla era muy observadora, se percató de que las invitaciones a fiestas con dibujos de narices rojas y zapatos grandes ya no llegaban o por lo menos era lo que veía, sentía tranquilidad y al mismo tiempo tristeza por estar aislada del resto de los niños y las festividades.
Un día, mientras ordenaba sus crayones por tonalidad, una idea comenzó a formarse en su mente, tan clara y ordenada como sus filas de colores. El miedo tan extraño por los payasos generaba algo grandioso en ella.
Al principio, la idea la hizo sentir un poco extraña. Cerraba sus ojos y se visualizaba vestida de payaso, el miedo aún presente, pero la curiosidad la impulsaba a entender el mundo, era más fuerte que el miedo y ella quería vencerlo.
Con la ayuda de su mamá, Marla comenzó su proyecto. Buscaron telas de colores suaves, botones grandes y un sombrero gracioso pero no demasiado llamativo. Marla elegía cada detalle, pensando en cómo se sentiría al llevarlo puesto. Quería un traje que no diera miedo, sino que susurrara alegría.
La primera vez que intentó ponerse el traje, sintió un pequeño escalofrío; era una nueva experiencia, un poco abrumadora. Se miró en el espejo y la imagen que miró en él, no fue de su total agrado, por lo que quitó el traje rápidamente para guardarlo.
Pero Marla no se rendía, ella sabía que entender algo a veces requiere tiempo y muchos intentos, por lo que de a poco fue haciendo intentos para usar el traje frente al el espejo, buscando su verdadero rostro dentro de él.
Su madre le explicaba con voz muy tierna y Marla comenzó a sentir que el traje no era una amenaza, mas bien su hermosa creación, algo que le pertenecía. Comenzó por acariciar la tela y sentir la suavidad, percibir los y el diseño.
Un día se levantó decidida y entró en el traje, no sintió miedo. Vio a una niña vestida de colores, alegre, segura de sí misma; lo mejor es que seguía siendo ella. En ese momento le manifestó a sus padres el deseo de querer ir a las fiestas donde estaban los payasos. No dejaba de sentirse nerviosa, pero esta vez estaba emocionada y segura de vencer el miedo.
Al principio, en la fiesta, Marla se sintió un poco nerviosa. Había muchos niños, música y claro, un payaso. Esta vez, ella no sintió la necesidad, todo lo contrario, se fue acercando lentamente al payaso y con atención lo observaba; sabía que en realidad era una persona como cualquier otra.
El payaso sabía que Marla lo observaba, hizo una figura con un globo y se la ofreció a la niña. Ella, aunque un poco nerviosa, lo tomó y agradeció con voz temblorosa pero muy dentro de ella, feliz por ese gran logro.
Al final de todo Marla descubrió algo importante; que a veces, para entender y superar nuestros miedos, podemos intentar ver el mundo desde una perspectiva diferente, incluso si eso significa imaginarnos a nosotros mismos en el lugar de aquello que nos asusta y la valentía, como sus torres de bloques, se construye poco a poco, todo es un proceso.
Desde entonces Marla siguió siendo la niña especial que amaba el orden y los números, pero también se había convertido en una niña un poco más valiente, que disfrutaba de las fiestas con o sin payasos, a su propio ritmo y desde su manera de ver y entender el mundo continuo siendo muy feliz derrotando cada obstáculo.
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Gracias por contarnos esta historia, que bien podemos compartirlas con nuestros niños...y no tan niños.
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Saludos.Hola, @hector077, es un cuento infantil muy interesante con un mensaje para todas las edades. El miedo a pesar de ser una emoción natural que nos ayuda a ser precavidos, hay que saber conquistarla para avanzar y crecer como personas. Gracias por publicar en la comunidad e @mundo.autismo,
Hola @sandracabrera me agrada que te guste mi historia, la verdad esta basada en mi experiencia de niño con algunos cambio. Muchas gracias.
@tipu curate 8
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Muchas gracias.
Hola @hector077, que hermosa historia, Marla es una niña valiente, pudo superar el miedo a los payasos.
Saludos!
Gracia y saludos