La felicidad…Creo que es un concepto muy personal, lo que a algunas personas las hace felices a otras no. Pero para iniciar mi reflexión sobre el tema, pienso que sentirse bien, sentirse feliz, tiene mucho que ver con la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea, con la manera en que enfocamos todo lo que experimentamos. Para mí particularmente la felicidad está muy vinculada con la capacidad de dar y recibir, con el amor. Me resulta difícil disfrutar una alegría si no la puedo compartir.
Momentos felices
Cuando recuerdo algunos de los momentos más felices que atesoro, fueron momentos que compartí con mis seres más cercanos y queridos o con personas de mi afecto. En mi infancia y en mi juventud era una persona introspectiva, muy tímida, pero tuve la buena fortuna de tener a mis padres, tres hermanas y algunos pocos buenos amigos. De mi infancia recuerdo especialmente los juegos con mis hermanas y los viajes de vacaciones, a veces visitábamos a los tíos y los primos que vivían en la Provincia, a veces viajaba la familia a visitar otras ciudades, eran momentos felices, en los que salíamos de la rutina.
De mi juventud, los momentos más felices que recuerdo fueron con mis amigos, como la mayoría de los jóvenes, compartíamos lo que nos gustaba, la música, la playa, las fiestas, las películas. También tuve algunos amores, con los que viví momentos felices, pero fueron fugaces. Los amigos, en cambio, siempre estaban allí.
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Quisiera destacar así mismo momentos que atesoro de manera muy especial con el paso del tiempo, la enriquecedora compañía de personas sabias y buenas a mi alrededor, personas mayores que me honraron con su afecto, sus consejos, su experiencia. Siempre disfruté mucho conversando con ellos.
Tuve incluso dos sabios amigos con los que me comuniqué a través de cartas, porque no vivían en mi ciudad, Caracas, el poeta de provincia Miguel Ramón Utrera, quien vivía en San Sebastián de los Reyes y un amigo de juventud de mi padre, Werner Brandis, a quien conoció en Ginebra, donde estuvieron juntos en un Colegio Internacional; más de treinta años después él estuvo en Caracas, conoció a toda la familia, y la amistad pasó a las hijas, como a mí me gustaba escribir nos carteábamos con frecuencia. Werner vivía en New York, a donde él y sus padres lograron huir y sobrevivieron de la persecución nazi, eran austríacos judíos, el resto de sus familiares no tuvieron la misma suerte, murieron en campos de concentración. Pero Werner no era una persona triste, por el contrario, tenía un buen sentido del humor.
)Lo fugaz y lo esencial
Con frecuencia las personas tienden a pensar que la felicidad está en alcanzar logros que son pasajeros, situaciones cambiantes, como el dinero, el amor, algún bien material, un logro profesional, que así como los obtenemos los podemos perder. Cuando los obtenemos nos dan alegría, bienestar, pero puede ser una alegría pasajera. Si los perdemos, la alegría que nos dan desaparece.
Desde niña mi temperamento poético me llevó a disfrutar de pequeñas alegrías, que aún hoy sigo disfrutando, leer un buen libro, observar algún bello paisaje, compartir con mis seres queridos. Así como he sufrido por perder amores o amigos que se fueron, o por no haber podido alcanzar algunas metas que me había planteado, he tenido siempre el consuelo de esas pequeñas alegrías.
Luego de muchos años de búsqueda espiritual entendí que la felicidad más profunda, que no cambia según las circunstancias, está en la manera en que enfocamos las experiencias que nos toca vivir. Que muchas veces sufrimos por circunstancias del pasado, del presente o del futuro que no podemos cambiar. Que muchas veces sufrimos por nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestra incapacidad para aceptarnos y valorarnos a nosotros mismos como somos, con nuestras luces y sombras, e igualmente a quienes nos rodean, sufrimos por no poder aceptar a veces las personas y las situaciones como son. No logramos conscientizar que lo que nos disgusta, nos duele, lo que se nos hace cuesta arriba, nos deja siempre un aprendizaje, y con frecuencia nos fortalece.
El peor enemigo de la felicidad
Llegar a la madurez, felizmente, me ha dado cierta sabiduría. Y me he dado cuenta de algo muy importante: el peor enemigo de nuestra felicidad no está afuera, siempre está dentro. Uno de los peores enemigos que tenemos es el ego. No nos deja ver con claridad las cosas como son, ve enemigos y fantasmas para esconder sus propios miedos y frustraciones. Proyecta en otros sus propios errores y no reconoce cuando se equivoca. Se siente supuestamente todopoderoso, perfecto y en realidad es frágil, inseguro y nos puede cerrar caminos. Perdí buenas oportunidades de trabajo y éxito profesional por culpa de mi ego y algunos amores también.
El miedo a perder lo que amamos o lo que tiene valor para nosotros, muchas veces nos lleva efectivamente a perderlo. Nada, absolutamente nada, es para siempre. Empezando por nuestra propia existencia. Y el único momento en que podemos ser felices, o no, es ahora. No vale la pena amargarse ese regalo, el momento de ahora, por tonterías, o por circunstancias que no podemos cambiar. La ira, uno de los peores sentimientos que genera nuestro ego, puede ser el sentimiento más destructivo e inútil que podemos tener.
Para mí en este momento lo más importante es quererme, cuidarme y dar lo mejor de mí a quienes me rodean. Y quererme es evitar lo que me hace daño, física, mental o emocionalmente y hacer lo que me hace sentir bien. Tengo la buena fortuna de hacer lo que me gusta, lo que me motiva, lo que mejor sé hacer, que es leer, escribir y enseñar a otros a escribir. Eso es para mí la felicidad.
Procuro dentro de lo posible, tener una actitud amorosa hacia mí misma y hacia quienes me rodean. Por eso me siento feliz enseñando lo que sé, me siento feliz cuando puedo hacer a otras personas felices. Mi gran logro en la vida es haber encontrado un camino que me hace feliz y a través del cual puedo ayudar a otros a lograr sus metas, a ser felices también.
Happiness... I think it is a very personal concept, what makes some people happy makes others not. But to begin my reflection on the subject, I think that feeling good, feeling happy, has a lot to do with the way we relate to ourselves and the world around us, with the way we approach everything we experience. For me in particular, happiness is closely linked to the ability to give and receive, to love. I find it difficult to enjoy a joy if I cannot share it.
Happy moments
When I think back to some of the happiest moments I treasure, they were moments I shared with my nearest and dearest or with people of my affection. In my childhood and youth I was an introspective person, very timid, but I had the good fortune to have my parents, three sisters and a few good friends. From my childhood I especially remember the games with my sisters and the vacation trips, sometimes we visited the uncles and cousins who lived in the Province, sometimes the family traveled to visit other cities, they were happy moments, in which we got out of the routine.
From my youth, the happiest moments I remember were with my friends, like most young people, we shared what we liked, music, the beach, parties, movies. I also had some loves, with whom I lived happy moments, but they were fleeting. Friends, on the other hand, were always there.
I would also like to highlight moments that I treasure in a very special way with the passing of time, the enriching company of wise and good people around me, older people who honored me with their affection, their advice, their experience. I always enjoyed talking with them.
I even had two wise friends with whom I communicated through letters, because they did not live in my city, Caracas, the provincial poet Miguel Ramón Utrera, who lived in San Sebastián de los Reyes and a friend of my father's youth, Werner Brandis, whom he met in Geneva, where they were together in an International School; more than thirty years later he was in Caracas, he met the whole family, and the friendship passed to the daughters, as I liked to write we corresponded frequently. Werner lived in New York, where he and his parents managed to flee and survived the Nazi persecution, they were Austrian Jews, the rest of his relatives did not have the same luck, they died in concentration camps. But Werner was not a sad person, on the contrary, he had a good sense of humor.
The fleeting and the essential
Often people tend to think that happiness is in attaining achievements that are transient, changing situations, such as money, love, some material good, a professional achievement, that just as we obtain them we can lose them. When we obtain them they give us joy, well-being, but it can be a passing joy. If we lose them, the joy they give us disappears.
Since I was a child, my poetic temperament led me to enjoy small joys, which I still enjoy today, reading a good book, observing a beautiful landscape, sharing with my loved ones. Just as I have suffered for losing loves or friends who left me, or for not having been able to achieve some goals I had set for myself, I have always had the consolation of those small joys.
After many years of spiritual search I understood that the deepest happiness, which does not change according to the circumstances, is in the way we approach the experiences we have to live. That many times we suffer because of circumstances of the past, present or future that we cannot change. That many times we suffer because of our fears, our insecurities, our inability to accept and value ourselves as we are, with our lights and shadows, and also those around us, we suffer for not being able to accept sometimes people and situations as they are. We fail to realize that what we dislike, what hurts us, what is hard for us, always leaves us a learning experience, and often strengthens us.
The worst enemy of happiness
Reaching maturity, happily, has given me some wisdom. And I have realized something very important: the worst enemy of our happiness is not outside, it is always inside. One of the worst enemies we have is the ego. It does not let us see things clearly as they are, it sees enemies and ghosts to hide its own fears and frustrations. It projects its own mistakes on others and does not recognize when it is wrong. He feels supposedly all-powerful, perfect and in reality he is fragile, insecure and can close roads for us. I lost good job opportunities and professional success because of my ego and some loves too.
The fear of losing what we love or what is valuable to us often leads us to effectively lose it. Nothing, absolutely nothing, is forever. Starting with our own existence. And the only time we can be happy, or not, is now. It's not worth embittering that gift, the moment of now, for foolishness, or for circumstances we cannot change. Anger, one of the worst feelings our ego generates, can be the most destructive and useless feeling we can have.
For me at this moment the most important thing is to love myself, take care of myself and give the best of me to those around me. And to love myself is to avoid what hurts me, physically, mentally or emotionally, and to do what makes me feel good. I have the good fortune to do what I love, what motivates me, what I do best, which is reading, writing and teaching others to write. That is happiness for me.
I try as much as possible to have a loving attitude towards myself and those around me. That is why I feel happy teaching what I know, I feel happy when I can make other people happy. My great achievement in life is to have found a path that makes me happy and through which I can help others to achieve their goals, to be happy too.
@beaescribe Definitivamente es como dices, lo que entendemos por felicidad es diferente para cada uno, pero hay algo que con.los años aprendemos es, que eso que buscamos fuera , está dentro. Un abrazo 🤗
Así es Ana María. Gracias por tu lectura y comentario. Que tengas feliz sábado.
No he vivido tanto para hablar con propiedad sobre este tema, pero concuerdo en que la felicidad está en dar y recibir, siendo más importante lo primero, sobre todo cuando se hace de corazón. Saludos, estimada @beascribe.
Así es estimado @juniorgomez una de las mayores satisfacciones que podemos tener es dar algo de corazón. Gracias por tu lectura y comentario. Feliz fin de semana.