Crónicas de lo cotidiano 088: "Resignificar como estrategia de vida", por bonzopoe [Ejercicio para avanzar]

Comencé a escribir este post antes de leer la iniciativa que propone @damarysvibra, y si bien me sentí tentado a cambiar lo que había pensado escribir para adecuarlo más a lo que ella plantea en su publicación, decidí no hacerlo por dos razones: la primera fue el ser fiel a mi idea original, y la segunda es porque creo que las propuestas comparten el mismo espíritu, y es también por ello que he decidido compartirla con ustedes.

Espero que esta libertad que me tomo no sea malinterpretada, y lo que les presento pueda ser de interés y utilidad para quienes se han suscrito a la iniciativa y/o están interesados en los posts que se adhieren a ella. Gracias.

Resignificar como estrategia de vida

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Mi madre tiene una frase célebre, bueno, de hecho tiene muchas, y las menciona con frecuencia, y una de ellas es: "la mente es muy poderosa", y tiene razón. Y lo saco a colación porque a diferencia del resto de los seres vivos, al menos hasta lo que sabemos hasta ahora, el ser humano es el único que ve las cosas de múltiples maneras, porque las interpreta y les de un significado que puede variar de individuo en individuo.

Lo interesante es que además de eso, tales individuos pueden interpretar la misma información de diferentes maneras según sus circunstancias particulares en un momento dado, y pueden cambiar de opinión si estas cambian, ya sea de manera externa o interna. Somos los reyes de la subjetividad del reino natural.

Comento esto porque mientras leo el libro 'El Túnel' de Ernesto Sabato, me he sentido muy identificado con la característica principal del protagonista, y esta es que no deja nunca de pensar y visualizar múltiples variantes de las mismas situaciones. Yo suelo hacer esto, no al nivel patológico del personaje de Sabato, pero me he dado cuenta que es un arma de dos filos, y he aprendido a usarla a mi favor.

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Para bien o para mal, los seres humanos no dependemos de los hechos, sino de como los interpretamos, y esta capacidad nuestra de ver de diferentes maneras lo mismo, y muchas veces de manera simultánea, es algo que considero sano aprender a aprovechar, o al menos estar conscientes de sus impactos, para poder controlarlos y/o minimizarlos.

En una publicación anterior comenté que literalmente vivo día a día, en el sentido que evaluó mi vida por lo logrado cada día, y al hacer un recuento al final tengo días ganados y días perdidos, días que aproveché y otros que no tanto, días que vencí y días que me vencieron.

Cuando tengo un mal día, o un día difícil, el saber que al llegar la noche podré hacer borrón y cuenta nueva, y al comenzar el nuevo día tendré una oportunidad de hacerlo mejor, me anima, pero eso es algo que me he entrenado a hacer con el tiempo. Hubo un tiempo en que me lamentaba las cosas, y eso me impedía arrancar bien el siguiente día. Todo es cuestión de enfoques, ya que como bien dice mi madre: la mente es muy poderosa.

Ayer tuve uno de esos días que no aproveché. Tenía cosas que hacer y no las hice, y en cierto momento del día tuve que reconocer que había sido un día perdido. En vez de pensar en que me había atrasado y recriminarme, lo que hice fue sacarle provecho a la situación resignificando mi día.

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Pensé que el día lo había vivido como un día libre cuando en realidad no lo era, así que porque no relajarme y acabarlo como tal. Dado el horario ya no podía a esas alturas hacer lo que tenía que haber hecho, y auto-flagelarme no iba a cambiar eso, y además de hacerme sentir culpable, me iba a arruinar lo que me quedaba del día.

Así que resignifiqué mi día como 'día libre' y disfrute el resto de este relajándome y cargando baterías para poder iniciar el día siguiente con la mejor actitud y así poder sacarle mayor provecho. Fue como si adelantara el domingo al miércoles, para explicarlo en términos simples.

Esto me da además el aliciente de que si logro recuperar este día a lo largo de la semana, aunque sea parcialmente, tal vez igual y tenga libre el domingo o parte de él. Este pensamiento positivo me funciona. Minimizar lo malo, sin por eso ignorarlo, y maximizar lo bueno, sin por ello mitificarlo, es lo que yo llamo resignificar mi día.

Esto puede sin embargo aplicarse a todo, ya que todo puede mirarse desde diferentes perspectivas que dan más importancia a unas cosas o a otras. Y si bien hay impactos que son inevitables, como una perdida o algo doloroso, nos ayuda a superarlas más rápido al enfocarnos más en lo positivo que en lo negativo.

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Esto requiere de actitud y constancia, porque el ser humano por naturaleza tiene a dar más peso a lo negativo que a lo positivo, sino no hubiéramos prevalecido como especie. Dar más peso a la sombra de un tigre dientes de sable que a la deliciosa fruta que estábamos comiendo fue lo que nos permitió sobrevivir hasta el día de hoy. Tenemos de origen cierta predisposición genética hacia lo negativo, así que hay que contrarrestarla de manera consciente.

Hay personas a las que esto se les da de manera natural, pero esa no es la regla, sino más bien la excepción. Tener una actitud positiva es una decisión, y una muy importante, y requiere trabajo para lograrla, pero es un trabajo que vale la pena porque nos permite ser más felices.

Resignificar aquello que no me hace bien, darle la vuelta y convertirlo en un punto de partida para el crecimiento y la mejora permanente, es algo en lo trabajo desde hace años, y se ha vuelto en cierta medida parte de quien soy, pero es algo que nunca se llega a dominar del todo, ya que somos humanos y por lo tanto falibles.

Tropezar de vez en cuando, e incluso tener baches, es normal, o al menos yo lo veo así, lo importante es estar siempre alerta, tener la mejor actitud posible, y si de repente caes, levantarte y seguir adelante. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.