Pensar que cuando las hormigas hacen su recorrido nada más les perturba, van a lo suyo y ya, igual la oruga, solo nosotros por tener un pensamiento nos salimos del camino y dejamos de ser.
En estos días el cielo se puso rojizo y, aunque pintaba con otros matices los cerros y árboles, me dio un poco de temor el que se cambiara el color de ese atardecer que son más las veces que ignoro. Sí, muchas veces cuesta ver esos regalos.
Saludos cordiales. Gracias por propiciar estos y otros pensamientos.
Disculpa la tardanza en responder, entre las diversas notificaciones no me fijé del comentario.
El código biológico que tienen ciertos animales es sin duda alguna fascinante, el de las hormigas ha sido uno de que inspirado mucho dentro de los seres humanos por sus inmensas capacidades tanto individuales como colectivas, podríamos aprender de ellas en este sentido.
Yo le doy las gracias es a la comunidad por incentivar estos pensamientos a través de sus diversas dinámicas tan entretenidas.