Los niños son el motor que mueve las navidades, ver esas caritas de alegría da una gran satisfacción, y poder cumplir sus sueños es una meta que no sé de qué nos valemos pero se cumplen. Creo también que la navidad mantiene feliz al niño interior porque es casi imposible dejar de recordar lo vivido, los olores nos hacen viajar y la sensación es la misma. Todo el que tenga un niño cerca debe pensar en él antes de ponerse melancólico y festejar esa navidad que va a quedar grabada en esa mente infantil para toda la vida.
Abrazo, hija.
Así es, nuestro niño interior disfruta mucho de las navidades gracias a los bonitos momentos que busca repetir. Abrazos Má.