Yo te exijo para que mejores, porque sé que puedes dar más de lo que ya has dado.
Él te exige para que seas único, para que comprendas que nada es difícil, pero, tampoco es fácil.
Ellos te exigen para que te adaptes, para que sigas el patrón preestablecido, sin quebrantar ninguna regla.
Tú te exiges para demostrar que puedes con esto y más, que eres mejor que la persona que compite contigo, y que sin importar la cantidad de obstáculos vas a lograr lo que te propones.
Cada individuo en algún momento de su vida para alcanzar una meta trazada, se exige o nos fijan objetivos por los cuales un tercero se afinca a nosotros para que ese objeto este a disposición a corto alcance, la autoexigencia es parte de nosotros desde que nos colocamos en marcha para aprender a caminar, cuando alguien no nos exige y eso es evidente en el ámbito educativo, laboral, social y otros, nosotros nos exigimos porque es la forma como podemos ser constantes en lo que hacemos.
La autoexigencia tiene dos caras, la primera es la adaptativa cuando nos exigimos de manera equilibrada y consciente, la otra es desadaptativa es aquí donde se cae en extremismo, debido a qué o nos exigimos mucho o nos exigimos poco.
Aprender a saber como nos exigimos nos demarca en la categorización de un jefe o un líder, nuestra conducta ante el proceso para conseguir lo que nos proponemos habla de nosotros e incluso sirve de ejemplo a otros, hace unos días el enano, así le dicen mis hijos al primo, aunque mide ciento setenta centímetros le dicen enano por ser el menor, bueno, volviendo al tema, me dice: — ¿Tío Jo, no te cansan de autoexigirte, se te olvida en que terminas cuando se te pasa la mano con tus objetivos?
Cuando nos exigimos, no solo exploramos de que somos capaces sino también como podemos explotar nuestras capacidades al máximo, y cuando les digo que el nivel de exigencia alta habla de nosotros me refiero a que nos volvemos personas sumamente competitivas, seres aislados, cuando no se está deprimido, se tiene cansancio o ansiedad, cortisol muy elevado, exigirnos mucho puede que no nos haga ver bien quienes somos y terminemos compitiendo contra nosotros mismos, pero lo peor de todo esto es los problemas de sueño y los constantes dolores de cabeza.
Exigirnos está bien, pero, no tenemos que abusar, yo me autoexigí por años en Toyota, y funcionó, construí mi casa, tuve tres carros, rodé por toda Venezuela, lo disfrute hasta que se me reventaron diecisiete úlceras y con ellas mi renuncia, en terapia intensiva; cuando digo que nuestra conducta habla de nosotros, es porque en la actualidad, el enano que vive con nosotros, se autoexige para ser el mejor estudiante del liceo, a tal extremo que busca ser perfeccionista en trabajo tan sencillo, no sale, no come a tiempo, y cuando duerme, cae profundo, pero siempre anda agotado e irritable, él se da cuenta de mi cansancio cuando me autoexijo, aunque él no ve cuando exagera al autoexigirse.
El secreto para lo anterior es saber cómo autoexigirse gestionemos nuestras expectativas para con las cosas, entendamos, aunque nos presionemos demás no lograremos siempre alcanzar el éxito, debemos entender que cosas son prioridades y que no, pero sobre todo cuidar de nuestra salud física y mental, siempre podemos exigirnos de manera adaptativa, sin sobresaltarnos, para que logremos alcanzar nuestros objetivos, sin descuidarnos en el camino.
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STOPExcelente manera de describir el como debemos manejar esa parte de nosotros sin exigirnos más de lo normal.
@santamorillo, gracias...