Saludos. La amiga @damarysvibra en su columna para la comunidad @holos-lotus nos invita a reflexionar sobre esos moldes sociales que nos han conformado y si hemos podido salir de ellos. Les comento…
En mi familia nunca hubo tradición de estudios, tanto mis abuelos, como mis padres y mis tíos eran gente del campo que se había trasladado a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida.
Para mi padre lo prioritario no era estudiar sino aprender algún oficio con que ganarse la vida. Veía muy largo el camino desde la escuela primaria hasta la Universidad, en su horizonte mental no estaba tener alguna carrera universitaria. Aspiraba que al igual que él, nosotros, los más jóvenes, repitiéramos el mismo esquema que había prevalecido en la familia, que aprendiéramos algún oficio, albañilería, mecánica, carpintería, algo con lo que pudiésemos empezar a trabajar lo antes posible.
Sin embargo, mi madre tenía otra opinión, ella creía que era importante prepararse y quería que sus hijos llegaran lo más lejos posible. ¿Cómo llegó esa idea a su cabeza…? ¿Qué la motivó a valorar algo desconocido para ella…? Es un poco misterioso cómo pudo pensar de ese modo sin tener ninguna experiencia directa de logros mediante el estudio. En algunas oportunidades, cuando hablamos, le he preguntado por qué se empeñó tanto en que nosotros estudiáramos y su respuesta ha sido muy simple: quería que no tuviésemos trabajos tan duros como los que ella había conocido…
De no haber tenido mi madre esa valentía para romper con una vieja tradición familiar, aún sabiendo que iba en contra de la voluntad de mi padre, quizá ni mis hermanos ni yo, o por lo menos los mayores, no hubiésemos estudiado.
Con decisiones como esa, de defender a capa y espada nuestro derecho a estudiar, mi madre, sin saberlo, me estaba mostrando un camino. Estaba sembrando en mí cierto sentimiento de rebeldía que me ha acompañado en la vida. A lo largo de los años son muchas las veces en que he tenido comportamientos irreverentes…
Cuando comencé a trabajar tomé la decisión de establecerme en otra ciudad, muy lejos de la que había sido mi casa. Eso fue algo incomprensible para mi madre. Yo era el mayor y me correspondía estar cerca de ella. De alguna manera me había criado para acompañarla, para socorrerla, era lo que mandaba la tradición. Durante mucho tiempo mi madre se sintió traicionada con mi partida, sentía que era un desagradecido…
Esos tiempos de mi mudanza al interior fueron duros, casi nadie en mi familia entendía por qué ponía tanta distancia de por medio, no veían la necesidad de semejante ruptura ya que mis ingresos me permitían conseguir vivienda en la misma Caracas. Tuve muchas dudas, no sabía si estaría haciendo lo correcto. Pero yo necesitaba un espacio distinto donde continuar mi vida y quería criar a mis hijos de otro modo, sin tanto peso de algunas tradiciones, con unos valores que los hicieran más independientes para tomar sus propias decisiones, que estimularan en ellos el espíritu crítico.
Creo que todos en algún momento sentimos la necesidad de transitar otros caminos distintos a los que se han preestablecidos. Me parece algo natural. Cada uno es una persona diferente. Además, los tiempos y las circunstancias cambian, y lo que ha funcionado para unos no necesariamente funcionará para otros. Me parece un poco necio pensar que mis nietas vayan a resolver su vida con las mismas fórmulas que use yo. Su mundo es muy distinto…
Sin embargo, esto no quiere decir que no haya nada que rescatar del pasado, o que todas las tradiciones sean nocivas e innecesarias. No. Hay cuestiones fundamentales que se deben seguir valorando, como la integridad de la familia. La familia es el espacio de protección fundamental del ser humano, no creo que haya otro que pueda sustituirlo.
Siempre tendremos la posibilidad de encontrar un punto de equilibrio en la crianza de las nuevas generaciones, donde se puedan adquirir aquellas valoraciones importantes de la cultura que nos permitan identificarnos como pertenecientes a un colectivo humano y que, además, cada persona pueda tener la posibilidad de emprender el vuelo en busca de su propio destino…
Gracias por tu tiempo.
Greetings. Friend @damarysvibra in her column for the @holos-lotus community invites to reflect on those social molds that have shaped us and if we have been able to break out of them. Let me tell you...
In my family there was never a tradition of studies, my grandparents, my parents and my uncles and aunts were rural people who had moved to the city in search of better living conditions.
For my father, the priority was not to study but to learn a trade to earn a living. He saw the road from elementary school to university as a long one, and a university degree was not on his mental horizon. He hoped that like him, we, the younger ones, would repeat the same scheme that had prevailed in the family, that we would learn some trade, masonry, mechanics, carpentry, something with which we could start working as soon as possible.
However, my mother had another opinion, she believed it was important to prepare herself and wanted her children to go as far as possible. How did that idea come into her head... What motivated her to value something unknown to her...? It's a bit of a mystery how she could think that way without having any direct experience of achievement through study. On some occasions, when we talked, I asked her why she was so determined that we should study and her answer was very simple: she wanted us not to have such hard jobs as the ones she had known...
If my mother had not had the courage to break with an old family tradition, even knowing that it went against my father's wishes, perhaps neither my siblings nor I, or at least the older ones, would not have studied.
With decisions like that, of defending our right to study, my mother, without knowing it, was showing me a path. She was planting in me a certain feeling of rebelliousness that has accompanied me throughout my life. Over the years, I have behaved irreverently many times...
When I started working, I made the decision to settle in another city, far away from the one that had been my home. This was incomprehensible to my mother. I was the eldest and it was up to me to be close to her. Somehow I had been brought up to accompany her, to help her, as tradition dictated. For a long time my mother felt betrayed by my departure, she felt that I was ungrateful...
Those times of my moving to the interior were hard, almost nobody in my family understood why I put so much distance in between, they did not see the need for such a break since my income allowed me to get a house in Caracas itself. I had many doubts, I did not know if I was doing the right thing. But I needed a different space where I could continue my life and I wanted to raise my children in a different way, without the weight of some traditions, with values that would make them more independent to make their own decisions, that would stimulate in them a critical spirit.
I think that at some point we all feel the need to walk other paths than those that have been pre-established. It seems natural to me. Everyone is a different person. Besides, times and circumstances change, and what has worked for some will not necessarily work for others. It seems a bit foolish to think that my granddaughters are going to solve their lives with the same formulas that I use. Their world is very different...
However, this is not to say that there is nothing to salvage from the past, or that all traditions are harmful and unnecessary. No. There are fundamental issues that must continue to be valued, such as the integrity of the family. The family is the fundamental space of protection of the human being, I do not believe that there is another that can replace it.
We will always have the possibility of finding a point of balance in the upbringing of the new generations, where we can acquire those important values of culture that allow us to identify ourselves as belonging to a human collective and that, in addition, each person can have the possibility of taking flight in search of his own destiny...
Thank you for your time.
Comunidad Be Entrepreneur
Mis padres nunca me impusieron nada, yo en mi niñez y juventud volaba y con los logros ellos se sentían orgullosos. Pero, por la sobreprotección que tenía mamá hacia mí, por ese miedo de abrir brechas y en busca de nuevos horizontes; renuncié a la beca para estudiar en Francia.
Hoy en día, los hijos han dejado a sus padres movidos por las condiciones económicas. Esas distancias en tiempo se han hecho eternas para ambos. Yo migré con cierta facilidad porque no tenía nada que me atara (mis padres, así como mi hija habían fallecido).
Romper estructuras familiares que han tenido décadas es difícil, pero es necesario. El ritmo de vida nos exige a buscar nuevas aventuras (paradigmas). No podemos quedarnos simplemente sentados a esperar que milagrosamente lo que necesitamos nos caiga del cielo. Me alegro de que haya tomado esa «gran decisión de separarse del seno familia y encontrar acertadas formas de crianza para sus hijos».
Un fraternal abrazo en la distancia…
P.D. Vuelve un usuario a hacerme la guerra con sus downvotes.
A mí me fue igual. La familia no quería que me separara, pero considero que ha sido la mayor experiencia que he tenido.
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Via Tenor
Yo también dejé de lado una de las becas Ayacucho, tuve miedo a esa aventura. Es bueno que los hijos tengan independencia, la vida da muchas vueltas. Muchas gracias por pasar y por e apoyo estimado @amigoponc. Lamentable lo de los votos negativos. Un fuerte abrazo desde Maracay.