Hola, @emiliorios
Totalmente de acuerdo contigo. Existen muchos mitos en cuanto al hecho y privilegio de llegar a la vejez. Claro, como bien dejas entender: la sociedad en su afán por la productividad, deja de lado, en mi opinión, insensata, a las personas que han acumulado una vasta experiencia, solo por las crecientes arrugas, y cabellos encanecidos. Sí, pueden ser más lentos en muchos aspectos, pero en otros, nos llevan la delantera a pesar nuestros.
Me regocijo de que tú y los tuyos, le dieran mucha alegría a tu padre. Ahora, nosotros tomamos sus testigos, y no estamos lejos de ocupar sus puestos en esa maravillosa etapa de la vida, con sus pros y contras.
Saludos, paisano.
Hola, mi amigo Javier; siempre es un halago leerte.
Sí se puede.
Logramos, con mis padres, tener atenciones que nos gustan y nos han dado muchas alegrías y satisfacciones.
El asunto es no verlos como carga; y, en mi caso, eso, de verdad que en ningún momento lo hemos sentido; así que imagino debe ser una cuestión de productividad, de cuando se valora la productividad en los otros primero, que hace que otros familiares sientan eso ante la vejez de los suyos.
Uno cambia, es verdad; además de la lentitud, nos cuesta cambiar; el cambio, quiero decir, es más difícil, pero, yo sí creo que seguimos cerciendo.
Mi padre se leyó el Libro de Mormón este último año, tratando de aprender sobre la Iglesia Restaurada; y no porque pensara practicar -él era católico sin dudarlo-, pero sí, para comprender que hay otras informaciones que se manejan y que están en entre dicho y quiso tomar posición.
O sea, que no dejó de aprender a los 90 años.
Bueno, es un tema para cortar mucha tela.
Y tengo que agradecerte tus comentarios siempre.
Un abrazo enorme, @janaveda