Así es, nos hacemos preguntas por qué estamos rodeados y saturados de El Misterio. Por mucho tiempo, en una de mis etapas de autodesarrollo, no decía "Dios", sino simplemente El Misterio. Intuía ya en aquel entonces que la misma capacidad de hacer preguntas venía de un lugar desconocido, pero a la vez inmediato. Surgirán preguntas portadoras en su seno, de otras más inesperadas aún. Y que así sea, siempre y cuando con ese misterio perdure también la exultación ante ese devenir mágico y sin respuestas.
Te sigo.
Muchas gracias. Muy gentil.
Salud y bienestar.