Un tema no sólo interesante sino también gratificante, por cuanto, nos Incentiva a dar un uso positivo a nuestro lenguaje. Aquí me permito compartir actividades que realizo a diario en mi entorno a fin de contribuir con ese reencuadre, que siento tan necesario. Por ejemplo: tengo bajo mi responsabilidad a mi nieta que ahora tiene 9 años, con esta educación a distancia producto de la Pandemia algunos se aturden porque dicen que los maestros mandan más tareas que cuando están en la escuela, cosa que no comparto, pero es el argot común; pues bien, yo la acostumbre que eso no se llama tareas, porque esa palabra puede tener implícito sacrificio, esfuerzo, trabajo. Pará ella son actividades diarias. Tampoco utilizo la palabra Castigo, si le decimos a un niño que está castigado, siente que no lo queremos o que está siendo rechazado. Una vez reconocido el error cometido, le digo, vas a hacer un pequeño esfuerzo para enmendar lo que hiciste, que no estuvo del todo bien. Son pequeños y humildes aportes, a mi me han funcionado gracias a Dios. Es una forma armónica de colocar en sus cabecitas que todo se puede solventar de forma sana y seguimos queriéndonos.
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